Vaya bombazo que terminó explotando en las tripas de lo que queda del PRI camotero, luego que en el Congreso se anunciara la renuncia de cinco dipus locales a su Grupo Legislativo para hacer oficial la extinción de la bancada tricolor.
Y es que aún no se terminaban de asentar las aguas en el expartidazo cuando cayó una pinche voladora que ni el mismísimo Blue Demon armaría en vísperas de la llegada a Puebla del líder nacional, Alito Moreno.
Como verdadera quebradora resonó entre los priistas el anuncio de Jorge Estefan Chidiac, quien de paso estuvo acompañado de sus corderitos Juan Enrique Rivera Martínez, Laura Ivonne Zapata Martínez, Adolfo Alatriste Cantú y Norma Reyes Cabrera.
Con el desagradecimiento a flor de piel, este remedo de diputados decidieron comerse a sí mismos para matar a la bancada tricolor dejando solito al gandalla dirigente Néstor Camarillo para que le haga a eso de la “representación legislativa”.
No es poca cosa pos más allá de los estira y afloja, la desaparición de la bancada tricolor no nomás no tiene madre pa' la militancia sino le mete todo el dedo en la llaga a la crisis que se vive en el partido.
Con el Néstor como único priista en el Congreso, el PRI ya puede despedirse de uno de sus bastiones y sólo confirma que la más viva de todas se llama Silvia Tanús, quien renunció hace apenas unos días.
O qué, mis valedores, ¿no es suficiente prueba que la bancada se esfume, los desagradecidos dipus apliquen la de “patitas pa’ qué las quiero” y, de paso, pudieran sumarse a Morena y sus aliados en año electoral?
Por más que el Néstor quiera echar por aguas las renuncias, acusando amenazas, chantajes y traiciones, lo mero cierto es que si no le cierra la llave a las desbandadas, el riesgo de una fractura total está respirando por la herida.
Cómo no, si además en nada ayudan las frases matadoras que se aventó su impresentable líder nacional Alito Moreno, pos de cínicos y de aprovecharse del PRI no los bajó.
Acá entre nos, chismoso tricolor ya rajó canela que desde los mismísimos corrillos del partido, hay quienes piden no dejarse llevar por las calenturas y luego se armen cacerías de brujas, espejismos y nomás vean moros con tranchetes.
Y es que a la de a Wilbur, con las fugas y los dichos se puede llegar a confrontar la banda tricolor, en lugar de buscar la poquita unidad a la que todavía pueden aspirar.
Ahí de mientras, habrá que estar pilas, pos será cosa de días pa’ saber a dónde aterrizarán los desenfrenados egos de Juan Enrique Rivera, Laura Zapata Martínez, Adolfo Alatriste, Norma Reyes y Jorge Estefan Chidiac.
En estos pinches tiempos, perro tricolor sí come perro tricolor.
¿A dónde vamos a parar?