Guacamole, nachos y alitas de pollo, el deporte del fútbol americano está íntimamente asociado con un grupo de alimentos, teniendo en el Super Tazón su mayor expresión en la tragadera gringa. En Estados Unidos es la fecha que más comida y bebida se consume del año, exceptuando el Día de Gracias.
Esta solía ser una fecha de júbilo para las exportaciones agroalimentarias mexicanas, joya de la economía primaria. Las cifras oficiales del año pasado saldrán en estos días, pero le irán pegando a los 50 mil millones de dólares. De hidrocarburos no exportamos ni 27.
No obstante, la situación del campo mexicano se ha deteriorado rápidamente para este 2024, con todas las señales de un año harto complicado para la mesa y despensa nacional. Inseguridad, cambio climático y falta de inversiones públicas-privadas. Los jinetes del desastre del nuevo milenio para nuestro país.
México exportará para la jornada de juego —entre los Jefes de Kansas y los 49s de San Francisco— 2 mil toneladas de aguacate menos que el año pasado. Los números no son más estrepitosos gracias a la entrada de Jalisco al juego, con una crisis que se centra en Michoacán.
Las asociaciones APEAM y MHAIA (productores/empacadores mexicanos e importadores gringos respectivamente) llevan publicitándose en 8 de los 9 últimos Súper Tazones. Usted los conocerá por su nombre comercial «Avocados From México».
Este año los aguacates michoacanos declinaron participar en la campaña publicitaria y exportaron 10 mil toneladas menos. Sus argumentos son que su principal mercado son mujeres, por lo que publicitarse en el evento deportivo no hacía sentido. Las razones son otras.
Cero inversión del gobierno para apuntalar las exportaciones. Cuotas y extorsiones cada vez más agresivas de parte del crimen organizado. Y una sequía brutal que tiene a 3 de cada 10 plantaciones michoacanas a nada de desaparecer.
Y las pérdidas para México en el campo agroalimentario son más que en el sector productivo. La guerra gastrocultural también la estamos perdiendo sin meter las manos.
Aprovechando la tragadera de estos días, las grandes empresas de comida rápida norteamericanas anuncian los nuevos productos que llegarán a sus menús. Una probadita.
«Wendys» ha anunciado un nuevo burrito, con una salsa hecha por «Cholula; ya sabe, la empresa salsera de «McCormick» con sede en Connecticut. «Cinnabon» presentó en conjunto con «Subway» un churro de un pie de largo, arribita de treinta centímetros para los golosos métricos. «Jack In The Box» va rebasando por la derecha con un nuevo sándwich de queso y taquitous… con birria, y un churro creamaccino.
Y falta, por supuesto, la máxima representación de gastronomía mexicana; «Taco Bell» y su evento «Más live» el viernes pasado.
En Las Vegas, ante cientos de asistentes y con una producción digna de la Ciudad del Pecado, los tres chefs principales de la cadena presentaron sus productos. Con sus apellidos podrá irlos calando: Dobbertin, Asaram, y Smith.
«Cantina Chicken Menu, Chicken Crispanada, Street Chalupas, Tajín Crunchy Taco, Serrabanero Nacho Fries, Chocolate Taco, y Horchata Cold Brew Latte» para que vaya abriendo apetito.
México se empeña en hacerle honor a su nombre y quedarse mirando el ombligo y estando en la luna, mientras que todo el mundo se sirve con la cuchara grande, industrializando nuestro patrimonio biocultural y cosechando lo que a nuestros ancestros tomó centurias sembrar y cocinar. Solo porque Taylor Swift no ha de comer de suadero, si no, olvídese.