¡Qué tranza, mis valedores!
Hoy les traigo la más reciente del ring político pitufo. Me cae de madre que aunque no es lucha de campeonato, parece porque se andan dando con la cubeta, los costalazos y sacando pa’ convencer con puros cañonazos.
Porque eso sí, cuando se trata de quedarse con el poder, los panistas no escatiman en soltar billete.
Y es que la dirigencia estatal se renueva en diciembre, y los bandos de Felipe Velázquez y Mario Riestra están en un tiro más cerrado que llave de sumisión.
Pos resulta según lo que me soltaron mis chismosos del barrio blanquiazul que en el equipo de Riestra traen la cartera más abierta que arena en función especial echando unos cañonazos de 6 dígitos por consejero.
¡Así como lo escuchan mis valedores! ¿Y todo pa’ qué? Pos pa’ asegurar votos y quedarse con el control del partido porque acá todo se hace por el trono azul… digo la democracia.
Pero no crean que en la esquina de Felipe Velázquez se quedan atrás. Naranjas de Paraguay.
Igual andan repartiendo sus “incentivos”, pero con poquito menos glamour que los del Riestra.
Lo que sí intentaron fue una jugada más sucia que sillazo en la nuca pos resulta que la Augusta Rivera, que cruza los deditos pa’ que gane el Felipe, quiso restringir el voto de 11 consejeros que no están con ellos, y de paso meter a dos consejeros de su lado por la puerta trasera.
¡Ah, pero qué creían!
La Comisión Nacional de Procesos Electorales del PAN les dijo que “nanay”, que el listado nominal no se mueve y que esos consejeros tienen todo el derecho a votar.
¡Tómala, barbón!
Este tiro, mis valedores, no es por el amor al partido, ni por la unidad de la derecha, ni por esas cosas que dicen en sus discursos bonitos.
Aquí lo que se pelean es el control, el poder, la nómina y las candidaturas futuras.
Lo que sí da risa, mi mai, es cómo estos panistas, que según ellos defienden los valores, la transparencia y la democracia, se estén tirando unos golpes tan sucios.
Que si consejeros comprados, que si votos manipulados, que si billete va y billete viene.
Pero la Netflix, ¿quién se preocupa por el verdadero panista de a pie? Esos, como siempre, nos los dejan chiflando en la lomita.
Y ojo, que esto apenas empieza porque la elección está a la vuelta de la esquina, y tanto Felipe como Mario andan echando su resto.
Ya veremos quién se lleva la máscara del poder, pero lo que sí queda claro es que aquí nadie está jugando limpio.
En esta lucha, los valores y los ideales están fuera del ring, y lo que importa es quién lo tiene más grande. El billete.
Aunque desde hace un ratón el PAN poblano se convirtió en un circo, su mejor función está programada en unas semanas.
Así que ahí les dejo, mis valedores, el resumen de esta batalla azul. Porque, al final, quien gane no será el que tenga el mejor proyecto, sino el que haya sabido repartir mejor los cañonazos.
Y conste que aquí lo dijimos antes de que suene la campana.
¡Nos leemos en la próxima caída!