Vaya que el gobierno del estado no sale de una para entrar en otra. Ya hasta parece que la polémica comienza a ser su sello personal, porque de otra manera no se explica la serie de errores que comente, hasta parece estar conformado por burdos novatos.

Y es que a la lista de “desaciertos” de las últimas semanas, ahora debe sumarse otro desencuentro con la prensa.

Tras la inauguración de la Oficina de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, los guaruras de la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, agredieron a dos comunicadoras.

¿El motivo? Las reporteras querían seguir cuestionando a la mandataria sobre las denuncias de acoso sexual que han protagonizado integrantes del gabinete.

En plena entrevista, los escoltas, de buenas a primeras, cerraron el paso a empujones. Ante los señalamientos de la prensa si “¿el trato de los guaruras para la prensa sería así?”, la respuesta fue tajante: zapes y silencio.

Pareciera que la gobernadora tiene a sus peores enemigos en casa, empezando por su directora de Comunicación Social. Ni más, ni menos.

Demoledor. (LS)

Segob o las peras al olmo

Quien se niega a abandonar el ojo del huracán ante las declaraciones desafortunadas, es nuevamente el titular de la Segob, Sergio González Hernández, quien de empatía parece conocer muy poco.

Resulta que el funcionario estatal, luego de la ejecución del titular de Obras Públicas de Tlaxco, José Carlos Serrano Hernández, aseguró que no se sentía inseguro en el estado.

Claro, es difícil que un secretario de Estado, el segundo al mando en Tlaxcala, se sienta inseguro con seguridad y guaruras, pero ¿y la gente de a pie?

Frases como ésta claro que merman en la tranquilidad y confianza de la gente que, por obvias razones, no gozan de privilegios.

¿Sabrá Sergio González Hernández el peso político que tienen para el gobierno estatal declaraciones sin el mínimo de, a lo menos, empatía?

No hay que pedir peras al olmo. (LS)

Entre denuncias y tiznada

La mejor decisión que pudo tomar el exdirector del Instituto Tlaxcalteca de la Juventud (ITJ), Edgar Arturo Martínez Bermúdez, fue separarse del cargo para que se le investigue tras ser acusado por presunto acoso.

Pero de plano resulta confuso que estas “decisiones” no alcancen a todos los integrantes del gabinete, cuando son acusados por hechos similares.

Tal es el caso del secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, quien fue señalado en la marcha del Día Internacional de la Mujer por un supuesto acoso.

Mientras el caso del extitular del ITJ fue a través de las redes sociales, para Sergio González el señalamiento fue en una mampara instalada por el propio gobierno para realizar acusaciones públicas.

Pero a todas luces, la respuesta estatal es “sin denuncia no se puede hacer nada”, lo cual ya levantó ámpula entre feministas.

Tal vez la respuesta para estas brillantes actitudes las tenga el propio funcionario, quien de plano soltó: “A veces hay cosas que quieren manchar, y como diría el presidente, ‘terminan en tiznada’”.

Chulada de frase. (LS)