La espera para los turistas y propietarios de los comercios de diferente giro fue desagradable porque los militares en compañía de sus canes, inspeccionaban centímetro a centímetro los portales de Puebla que ni durante la etapa álgida de la fiebre AH1N1, se observaron como una ciudad fantasma.
Sesenta minutos de incertidumbre derivados de la lucha contra el crimen organizado que pasarán a la historia de Puebla, los poblanos y sus turistas como un día histórico porque ni al siguiente año del bombazo en Morelia se realizaron este tipo de operativos de desalojo de la clientela de restaurantes, cafés y bares que mantienen la vida económica de Puebla capital