Didáctico e irónico, es decir, socrático, el caricaturista “El Fisgón” presentó su nuevo libro Narcotráfico para inocentes. El narco en México y quien lo USA.
Al estilo de los caricaturistas mexicanos preocupados por los temas sociales y políticos, Rafael Barajas divulgó su propia versión del combate en contra del narcotráfico que ha emprendido durante este sexenio el gobierno federal. Y en su saldo, la crítica fue rotunda: se han dejado intactas las redes financieras que sostienen a la delincuencia organizada.
“El Fisgón” desplegó su crítica de que en la lucha en contra del crimen organizado el gobierno federal que encabeza Felipe Calderón Hinojosa no se dirija contra de quienes realmente controlan las redes del crimen organizado, es decir, las estructuras financieras. Ironizó porque mientras en los discursos se destacan las capturas a los narcotraficantes, por otro lado se deja intacta la estructura financiera del crimen organizado.
El conocido autor gráfico sustentó su aserto señalando que la fragilidad de la economía se debe a que la economía nacional se ha habituado a los ingresos provenientes del circuito financiero de la delincuencia organizada. Además consideró que México al ser una economía dependiente del crimen organizado ha ocupado estos ingresos para sostener una conducta económica sin ninguna responsabilidad y sin orden.
Para los que esperaban únicamente una dosis de ironía y chispazos verbales del avezado caricaturista hubo algo más. La interpretación sobre el fenómeno que azota a nuestro país desde hace algunas décadas: el flagelo del crimen organizado.
Rafael Barajas deleitó a los alumnos de la escuela de Ciencias Jurídicas con su fluida explicación sobre el narcotráfico y las redes financieras que lo sostienen. Señaló que la administración pública federal inició su denominada “guerra contra el narcotráfico” sin que haya contando con una infraestructura específica de seguridad y tampoco sin que dirija sus acciones en contra las redes financieras y las estructuras políticas que protegen y permiten el “blanqueamiento” de los recursos que provienen de la venta de estupefacientes y demás ingresos de la delincuencia organizada.
El caricaturista estimó que de acuerdo con los números fríos, mientras en el sexenio de Vicente Fox Quesada las ejecuciones relacionadas con el crimen organizado alcanzaron la friolera de 9 mil asesinatos, se estima que durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa los asesinatos por ejecuciones relativas al crimen organizado llegarán a la cifra de 50 mil personas asesinadas.
“El Fisgón” dijo que las autoridades deben atacar las redes que protegen de manera política al crimen organizado y se debe atacar también el llamado capitalismo criminal. El caricaturista estuvo acompañado de Noé Lyn Almada, “La Dama”. Lyn Almada resaltó que de manera paradójica la guerra desatada en contra del crimen organizado no ha frenado la violencia en el país, sino que se ha recrudecido alcanzado cifras elevadas de asesinatos y la droga ahora llega a los jóvenes de nuestro país.
El libro, además de mostrar la necesidad de la lucha en contra de la delincuencia organizada, el diagnóstico actual de la misma también subraya el factor estadunidense como un punto central en la lucha en contra del narcotráfico.
La ironía estuvo a la orden. Entre el recetario que se dio a conocer para terminar con el crimen organizado, en plena sorna, se propuso una gran adicción colectiva a la droga para que toda la población de este país la consuma y al aumentar la demanda se acabe por fin con la droga.
Rafael Barajas indicó que los Estados Unidos juegan un papel central en el narcotráfico, ya que el vecino país del norte es el principal consumidor de drogas del planeta, ya que luego de la Segunda Guerra Mundial los interese estadunidenses se encuentran detrás de muchas de las redes de derogas. Afirmó que el narcotráfico es el gran negocio para el país, ya que “inyecta” recursos a la economía mexicana, con estimaciones que refieren alrededor de 45 mil millones de dólares anuales; este flujo de dinero pasa por múltiples empresas y llega a las instituciones financieras, ya que así vive la economía del país, sin que exista la persecución a las redes financieras.