El diputado por Morena, Pavel Gaspar Ramírez llamó a los partidos políticos a apegarse a lo que marca la ley, y durante las campañas locales que arrancan el 31 de marzo con los aspirantes a la gubernatura, se abstengan de proferir ofensas.
Comentó que la semana pasada presentó un exhorto a los partidos políticos para que observen invariablemente todas las disposiciones legales que rigen las campañas electorales.
Precisó que la ley señala claramente que la propaganda electoral deberá evitar cualquier ofensa, difamación o calumnia que denueste a la Nación, al Estado, candidatos, partidos políticos, instituciones o terceros.
Asimismo se exhorta a los órganos del Instituto Electoral del Estado de Puebla, y a las autoridades correspondientes para que dentro del ámbito de su competencia velen por la observancia de las disposiciones en el Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Puebla (CIPEEP) y demás legislación aplicable, para que, conforme al artículo 234 adopten las medidas a que hubiere lugar “con el fin de asegurar a partidos políticos, coaliciones, en su caso, y candidatos, el pleno ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones en esta materia”.
Reiteró que es necesario que los contendientes se apeguen estrictamente a las reglas del juego, “que sean, en términos coloquiales, como aquel caballero ingles que es capaz de sonreír a su adversario y aún de felicitarle por el golpe maestro que pudo poner fin al combate y que –con un ojo hinchado y dos costillas rotas – siempre triunfa porque sabe dignificar la lucha, convirtiéndola en un juego, más o menos violento, pero siempre limpio, donde se gana sin jactancia y se pierde sin demasiada melancolía”.
Reiteró que se espera que la contienda que se avecina se mantenga en los causes civilizados, es obligación de las autoridades en la materia, vigilar porque se dé el respeto a las reglas preestablecidas pues, son ellas, el único fundamento de legitimidad que puede impedir salidas de fuerza, ya que solo donde las reglas son respetadas el adversario, lejos de ser el enemigo a destruir se constituye en un opositor que mañana puede ocupar el sitio del adversario.