Tan solo hay que darse una vuelta por las calles aledañas a la Calzada Zaragoza, para ver paradas decenas de unidades de la ruta 72.

Las mejores están con las llantas desinfladas, la mayoría ya sin ellas.

Esta es tan solo una muestra de la crisis que sufren los transportistas, luego de ocho años sin incremento al pasaje.

Todo independientemente de si es justo o no el aumento solicitado.

Nos cuentan algunos de los transportistas o concesionarios, que las promesas les han llegado de parte de las autoridades a cada rato, pero ninguna ha aterrizado.

Primero les dijeron que habría aumento cuando acabara el gobierno de Rafael Moreno Valle.

Después que cuando terminara la administración de Tony Gali.

Posteriormente la promesa fue que llegaría lo esperado nada más iniciará la nueva legislatura en el Congreso Estatal con la mayoría de diputados del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Luego, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolviera la elección de Martha Erika Alonso contra Luis Miguel Barbosa en 2018.

Después, que una vez que tomara posesión Martha Erika Alonso.

Luego llegó la muerte de la gobernadora, cuando parecía ya venir el aumento de dos pesos.

Todo se detuvo.

Luego la promesa fue que nada más pasara la elección extraordinaria.

Hasta fechas manejaban para el anuncio: 1 o 27 de julio.

Ahora que cuando lleguen las nuevas autoridades encabezadas por Luis Miguel Barbosa.

Pero la zozobra de los transportistas ya no es nada más el aumento al pasaje, sino ver la política con que llegará el barbosismo a Puebla.

Y es que tenían la sospecha o rumor –nada lejano de la realidad- de que el morenovallismo buscaba exterminarlos poco a poco a todos los concesionarios con la llegada de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA).

Incluso malas lenguas les daban 10 años de vida.

El plan morenovallista era que 80 por ciento iba a ser por medio de RUTA, controlado por la empresa ADO.

Y es que así, dicen, el gobierno tiene la facultad de meter mano al dinero de los pasajes, además de que generan la posibilidad de bajar subsidios federales, como ahora se hace con la RUTA.

El gobierno estatal, -se dice en los corrillos de transportistas- que por cada pasajero de RUTA, el gobierno federal les da 1 peso y 50 centavos para completar 9 pesos por viaje.

Además hay otro subsidio para la empresa ADO, que es la que administra RUTA, ya que el gobierno federal, les paga por kilómetro 17 pesos a las troncales y 11 pesos a las alimentadoras.

Además ADO, pueden descontar el IVA en el pago de sus impuestos, aparte de que el combustible lo compra trece pesos como apoyo.

Y no invierten en unidades, ya que reciben otro apoyo del erario federal.

Por eso la incertidumbre de los transportistas ahora no solo versa en el aumento al pasaje, sino en ver la política que aplicará el próximo gobierno de Luis Miguel Barbosa, que entra en un mes.

La respuesta se sabrá pronto.

La semana pasada fue de malas noticias para los medios de comunicación.

Desapareció El Heraldo de Puebla, además de que en la agencia de noticias nacional, Notimex, empezó una ola de despidos.

En el primer caso, fue claro que el empresario y dueño de El Heraldo, Ricardo Henaine, ya no vio negoció en su periódico, el que utilizó solamente para golpear a Rafael Moreno Valle, durante 8 años.

Ahora, sin su peor enemigo, decidió cerrarlo.

Lo malo, fiel a su costumbre, pasó a traer a leales empleados a quienes ni siquiera ha pagado los finiquitos de ley.

Están a punto de la demanda.

Y es que hay comunicadores que llevan desde 4 a cinco décadas trabajando.

En el segundo caso, Notimex a nivel nacional ha despedido a 220 reporteros, incluidos los corresponsales de Puebla y varias entidades, además en distintas partes del mundo.

También en este caso, el problema son los finiquitos de ley, a pesar de que la agencia de noticias, era afamada por dar lo correspondiente.

Sin embargo, al llegar la Cuarta Transformación y la periodista Sanjuana Martínez a la dirección, ya no quieren dar lo justo en indemnizaciones.

Por eso se vislumbran también pleitos en los tribunales laborales.