Independientemente del interés que ha despertado la presentación del libro “La Trama Audi”, los medios serios como Intolerancia Diario, hemos denunciado y dado seguimiento a las tranzas y corruptelas del gobierno de Rafael Moreno Valle; como muestra, este día le comento que cada año los poblanos pagamos más de mil millones de pesos para que la armadora de los cuatro aros permanezca en la entidad.

Aunque fueron varias las “concesiones” y los “regalos fiscales” que Rafael, convencido por su entonces titular de Secotrade, Pablito Rodríguez Regordosa, le entregó a Audi, sólo desglosaré cuatro puntos.

El primero es el negociazo que representó para la armadora alemana la construcción de su plataforma. A través de los ya famosos PPS morenovallistas el gobierno del estado desembolsa cada año el pago de más de 750 millones de pesos para amortizar la deuda –que tanto se empeñaron en llamar inversión- y al final, cuando se terminen los pagos ¿Adivine qué? La obra será propiedad de Audi más no del gobierno. Así como lo lee: pagamos 750 millones de pesos anuales para que al final, una firma trasnacional se quede con la construcción.

En esta obra claro está, no sólo se beneficiaron Audi y Pablito Rodríguez Regordosa. El líder de la CTM, Leobardo Soto, se volvió millonario al acaparar los contratos para la movilización de la tierra, la renta de camiones de volteo y hasta de la contratación de personal para realizar la construcción.

Un segundo inciso, que nos cuesta más o menos 300 millones de pesos cada año a los poblanos, es la exoneración del Impuesto Sobre la Nómina que se le condonó a Audi y a Volkswagen y es que precisamente las letras chiquitas del acuerdo señalaban que para crear nuevos empleos se tenía que apoyar a la reciente empresa… y a otra que lleva décadas en la entidad, con su propia plantilla laboral.

Este es un daño patrimonial directo al estado porque le impide a la administración contar con liquidez o recursos propios. Moreno Valle regaló, literalmente, el dinero de varios gobiernos sin miramiento alguno, claro está, encubierto en la mentira de la creación de empleos.

Los empleados de Audi cuentan con varios beneficios, entre ellos, que no deben pagar el peaje de la caseta del bulevar Audi, es decir, además de que los poblanos pagamos la construcción de su carretera no contamos con el beneficio de poder cobrar el paso. Esto le representa al estado una pérdida de más de 30 millones de pesos anuales. Aunque este tercer punto es una cifra menor, comparada con lo anterior, todo suma.

Y ya como colofón, sorpréndase al saber que entre la carta a Santa Claus que concedió Moreno Valle a la armadora, también se obligó al estado de Puebla a pagar la publicidad de la construcción e instalación de la planta. Sí, por increíble que parezca, también eso les concedió sin miramientos. Al final, derrochar los recursos de Comunicación Social era su especialidad.

Entre una y otra concesión, los subsidios y los estímulos fiscales; los poblanos aún tendremos que pagarle a Audi más de 9 mil millones de pesos; esa cantidad es parte de los 44 mil millones de pesos de la deuda oculta de la entidad. Para ponerlo en perspectiva, lo que se le debe a Audi es el 10 por ciento del presupuesto anual que la federación destina para Puebla. De ese tamaño es el daño.

Aunque “Pablito” Rodríguez Regordosa se quiere lavar las manos, sabemos que fue el principal negociador entre los alemanes y Rafael. Fue él quien convenció a Moreno Valle de traer a Puebla la armadora al costo que fuera y concederle cuantas peticiones pidiera. Hoy no puede hacerse de la boca chiquita cuando fue el orquestador del enorme daño patrimonial de miles de millones de pesos que ayer, hoy y mañana estamos pagando los poblanos.

Lo que sí resulta sospechoso es que ayer durante la presentación del libro “La Trama Audi” se insistió en señalar a Fernando Manzanilla como uno de los posibles responsables del daño patrimonial aunque el propio secretario de Gobernación explicó desde el fin de semana pasado que seis meses atrás de la firma, él rompió con el morenovallismo.

Por el contrario, los nombres de Leobardo Soto, Roberto Moya e incluso el de “Pablito” Rodríguez Regordosa fueron celosamente guardados durante la presentación.