La inexperiencia política en Morena se dejó ver nuevamente. Ayer se anunció, por tercera ocasión, la cancelación de las asambleas distritales para elegir Consejeros Estatales y a los integrantes del Comité Ejecutivo Estatal.

Es completamente entendible la razón: a causa del coronavirus no hay condiciones para reuniones masivas por lo que realizar los encuentros cuando el Semáforo de Riesgo se mantienen en anaranjado y rojo sería más que imprudente.

Lo absurdo es que la pandemia no se inició ayer, desde la primera convocatoria los morenistas sabían que en México enfrentamos la pandemia y que una de las medidas para romper la cadena de contagios es precisamente la sana distancia, acompañada del #QuédateEnCasa.

Es ahí donde se demuestra la poca o nula visión de los integrantes del partido lopezobradorista quienes lejos de plantear alguna idea novedosa para realizar las reuniones de manera virtual o bien revivir el tema de la tómbola, simplemente se quedaron esperando a que el tiempo los acorrale.

Sin importarles que están desacatando una definición del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los morenistas proponen que las asambleas se realicen cuando el Semáforo Covid esté en verde en la mayor parte de los estados del país, algo que simplemente se ve imposible de conseguir antes de que inicie el proceso electoral 2020-2021.

Así que nuevamente los magistrados del TEPJF tendrán que sesionar y decidir si ratifican a los actuales delegados “con funciones” o simplemente por dedazo determinan quiénes serán los representantes de AMLO en los estados, justamente en la primera elección que López Obrador juega ya en su papel de presidente.

¿Imaginan que algo así le hubiera pasado al PRI, al PAN, al PRD a Movimiento Ciudadano o al Verde Ecologista?

Obra pública, el antivirus

Ante la desaceleración económica que atraviesan Puebla, México y el mundo, el gobernador Miguel Barbosa y la alcaldesa Claudia Rivera, apuestan, cada uno, por un agresivo programa de obra pública para reactivar los engranes de la economía local.

La apuesta permitiría que los empleos perdidos en los meses de marzo a junio puedan recuperarse en un año, un plazo bastante razonable e incluso menor al que la federación prevé.

La obra pública en Puebla, para lograr un mayor impacto, deberá contar con empresas o firmas poblanas que a su vez se comprometan a comprar la mayor parte de los materiales de construcción e insumos en empresas locales.

Esa podría y debería ser una de las cláusulas que ambos gobiernos incluyan en sus licitaciones para verdaderamente detonar la economía local.

Amén de ello, pese a la urgencia y la premura, es importante que ambas administraciones cumplan con la transparencia y también que tengan en cuenta la relevancia y el costo-beneficio de cada proyecto que vamos a pagar. No se trata de construir por construir, necesitamos una planeación, incluso en estos difíciles momentos, para lograr que las inversiones sean eso y no un gasto a largo plazo como ya nos sucedió a los poblanos con las obras faraónicas o los elefantes blancos.

¿Serán los gobernantes de Morena capaces de demostrarnos la diferencia que tanto presumen?

Veremos y diremos.