Uno de los problemas en el pésimo manejo de la pandemia en México fue el uso de discursos tibios y ambiguos. Uno esperaría que ante la llegada de la temporada invernal y el inevitable rebrote de casos de Coronavirus en el país, el presidente y el responsable de la pandemia hubieran aprendido algo, al menos, la importancia de comunicar de manera asertiva, pero no.
Haciendo gala de su soberbia, Andrés Manuel utilizó ayer su difundida “mañanera” para decirnos que no nos preocupemos, que él aumento de casos confirmados de Coronavirus no se puede considerar como un rebrote.
¿Entonces cómo le llamarán los chairos a la elevación en la curva que desde hace dos semanas es más que evidente, pese a las raquíticas pruebas para la detención de la Covid -19 que se hacen en el país?
No se trata de cuál será el término que decida López Obrador utilizar para, una vez más, atender la pandemia con tintes políticos y no con miras científicas; lo importante es que se debe reconocer que es latente el aumento de casos.
Cuanto más tiempo tarde AMLO en reconocer que la segunda ola ya llegó a México, el número de contagiados y muertos se elevará exponencialmente porque por desgracia, aún existe un grupo numeroso de personas que continúan creyendo a ojos cerrados que la palabra del tlatoani es ley.
Si en lugar de desgastar y contradecir a su subsecretario, el presidente instruyera una comunicación clara en la que se le informara al pueblo bueno del riesgo que se aproxima, estoy seguro que el número de víctimas mortales que lloraremos al terminar el invierno sería menor, no sé en cuanto, pero tengo claro que una sola vida, vale lo suficiente como para apostar por la transparencia.
No somos tontos, podemos entender que estamos entrando en una segunda oleada y que tendremos que aplicar las medidas de higiene y sana distancia para cuidar nuestra salud pero lo más importante, para prevenir la enfermedad de nuestros padres y abuelos.
Al igual que hace siete meses, tenemos la valiosa oportunidad de aprender de los países europeos donde el reconfinamiento y el testeo masivo, son las herramientas más fuertes para salvar la vida de sus habitantes.
Es verdad, que AMLO también tiene que cuidar la economía, pero siendo realistas, sus ambigüedades tampoco son una estrategia para evitar la caída del PIB o la inflación en la canasta básica. Actualmente la economía interna es tan mala, como la salud de los mexicanos.
Las maromas de López-Gatell
Este martes Hugo López-Gatell se tuvo que contradecir para darle gusto a su jefe.
Primero reconoció lo que se dijo desde el viernes pasado, que ocho entidades federativas comenzaron con “señales tempranas de rebrote” y después tuvo que hacer una acotación que a pocos convenció.
Con una frase al estilo de Cantinflas, el subsecretario quiso justificar los dichos de AMLO que contradicen completamente a los científicos: “El presidente está viendo integralmente la nación en muchos campos (como el económico) que a nosotros no nos corresponde atender”.
El rebrote, el repunte, como las matemáticas, no es un tema de apreciación, las cosas como son, estamos frente a una segunda oleada y lo peor es que ya vimos que nuestras autoridades no aprendieron nada con más de 87 mil muertos a cuestas.