A veces, la vida nos vuelve monotemáticos, quizá, porque queremos compartir con alguien lo que nos causa una gran satisfacción, un gran placer. Deseamos que los demás gocen tanto como nosotros del tema que nos apasiona. Sí embargo, si lo piensas un poco, es imposible, porque aun cuando nos gustara el mismo tema, cada quien lo percibirá y lo sentirá en forma distinta de acuerdo a las circunstancias de su vida. O sea que en el planeta, hay más de 7000, 000, 000 formas de percibir una misma idea o imagen…está canijo ¿no?
El instinto de rebaño termina por hacer que pensemos de la misma forma, aunque cada quien tenga una percepción personal distinta. El instinto de rebaño es el que manipulan los políticos y las grandes marcas. Se aprovechan de este instinto que no es otra cosa que el temor inconsciente a ser rechazados por pensar de forma distinta, por lo que “el rebaño me verá fuera de lugar”, seré rechazado.
El miedo al rechazo es muy doloroso, por eso copiamos actitudes, formas de pensar y hasta enfermedades y actitudes contrarias a nuestra propia naturaleza, lo que nos causa además, enfermedades, penas y conflictos internos, porque habremos actuado en contra de nuestra propia naturaleza y forma de percibir lo que nos rodea.
A través del tiempo terminamos por darnos cuenta que los achaques, dolores, alegrías o berrinches incomprensibles se deben al instinto de rebaño que nos llevó a actuar de forma distinta a nuestra naturaleza.