Al cierre de esta columna, aún no se había rescatado ninguno de los tres trabajadores de la construcción que quedaron sepultados tras el derrumbe de un muro de lo que iba a ser el estacionamiento de la Plaza Comercial Santa Julia, propiedad del ex presidente municipal de San Martín Texmelucan, Noé Peñaloza Hernández.
Datos de Protección Civil Municipal de Texmelucan, indican que serían durante las primeras horas de la madrugada del viernes 26 de marzo, cuando sean rescatados dos de los tres cuerpos que se encuentran sepultados entre tierra y piedras.
Un doble riesgo limita las actividades de los rescatistas, primero si llegan a mover algún cuerpo podría venir otro derrumbe que sepultura a quienes trabajan en la recuperación de los tres cuerpos, segundo las casas cercanas a donde fue el derrumbe podrían colapsar.
Los trabajadores sepultados: Miguel Limón Flores, originario de Santa María Moyotzingo; Antonio Martínez Priego de Tepeaca e Isael Nepomuceno Faustino de Toluca, Estado de México, no cuentan ni siquiera con Seguro Social.
Al parecer tenían pocos días de haber sido contratados y sus documentos estaban en trámite, por lo que la situación económica de sus familias no está asegurada, sólo existe la promesa del pago de los costos funerarios y de una indemnización, pero nada más.
La tarde del miércoles 24 de marzo, la construcción de la zona comercial sufrió un lamentable accidente como consecuencia de la falta de estudio de la zona, que desde un inicio se había reportado con demasiada humedad y agua y que pasó inadvertida, lo que originó que uno de los muros del estacionamiento, de más de 20 metros de profundidad se vino abajo.
Los permisos para la construcción de la zona comercial son parte de las investigaciones que realiza la Fiscalía General del Estado (FGE), no es suficiente que la empresa Edificaciones y Construcciones Santa Julia, propiedad de Noé Peñaloza Hernández, se haga cargo de los pagos funerarios y las liquidaciones y los trabajadores que murieron.
La presidenta municipal Norma Layon, debe aclarar cómo se otorgaron los permisos y en qué condiciones, porque no solamente pusieron en riesgo a los trabajadores, no las familias que viven en casas cercanas.
La historia aún no finaliza.
Nos vemos cuando nos veamos