Quien de buenas a primeras quiere y sueña ser el ajonjolí de todos los moles, es la mismísima dipu Nora Merino, pos lo mismo se deja ver en el Congreso que dando el roll por las calles cholultecas.

Ora sí que hasta parece que no le alcanza el día pa’ andar dando los avisos parroquiales, asistiendo a las sesiones, pasar lista a las fritangas y todo lo que se le ocurra a la morenista.

Así como lo leen, mis valedores, cuentan mis chismosos del barrio que Norita ya se anda metiendo de lleno en eso de “medirle el agua a los camotes” a ver si de chiripa le alcanzan las canicas pal’ 2024.

Está bien clarito que anda tentando el terreno por donde pisa, ya si la aceptan no por su chamba legislativa sino por aquello de lo “caído, caído”.

Y es que en los pasillos del mismísimo Congreso ya hasta burla le hacen porque anda pidiendo selfies a propios y extraños pa’ treparlas de volon pin pon. Es más, en los corrillos de la Junta de Gobierno ya preocupa que en una de esas se ande distrayendo de sus labores pa’ tener más punch en el Tuister y verse activa en el Feis.

Y cómo no, si luego, luego se ve que pasó de una agenda informativa a postear hasta cuando chifla el viento o se echa un taco. Ya encarrilados resulta que se le ha visto muy activa no sólo en pasillos y comisiones, sino en la tejedera del pancracio camotero.

¿Será que de una vez ya anda cocinando los acuerdos pa’ ver si llega a ser de las gallas pa' las Cholulas?

Acá entre nos, pareciera que anda en esas, por lo que no descarten, mis valedores, que de aquí pal’ real y mientras las definiciones llegan Norita ande más activa que carrusel de feria en la Romero Vargas.

A ver si a la dipu, como a muchísimos que hemos visto, no se le termina haciendo bolas el engrudo, pos si más cantadas no pueden estar sus intenciones.

Y en una de esas, faltando dos años por delante se le termina volteando la tortilla y la vemos cumpliendo a rajatabla su chamba en el Congreso.

Porque la única certeza en la polaca es que no siempre quien tiene más saliva traga más pinole.

Como dicen por ahí: no quieras dormir al velador, Norita.