El hemisferio norte lleva sufriendo desde inicios de año un verdadero caos debido a un virus aviar, el H5N1. Esta influenza, comúnmente detectada en aves salvajes, se ha logrado colar en lo más profundo de la industria avícola con una cepa especialmente virulenta.
Lugares como Francia han tenido que sacrificar alrededor de 13 millones de aves en lo que es la mayor crisis de su historia. Una treintena de países europeos cuentan historias similares o lo están viendo suceder en estos momentos. Estados Unidos roza ya los 30 millones de aves sacrificadas, entre pollos, gallinas, pavos y patos; lejos, aunque rápidamente acercándose, de los 50 millones que significó la crisis de 2015 por una patología similar.
La detección de este virus, que por ahora no representa un riesgo para la salud humana, se ha concentrado en el medio oeste de los Estados Unidos, aunque los reportes de su presencia se incrementan rápidamente desde lugares como Florida, Texas, California y toda Canadá, país que ya ha sacrificado cerca de un millón de aves.
México, que ha estado enterado del virus desde el inicio, ha hecho más bien poco, imponiendo medidas en contra de importaciones avícolas de zonas como el estado norteamericano de Indiana, donde se dio el primer reporte.
El virus parece que entrará tarde que temprano al país, de una u otra manera, por lo que queda cruzar los dedos por la reacción del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), que no tiene el mejor récord al respecto. Tan sólo 11 estados están libres de estas enfermedades, Puebla no siendo uno de ellos.
El jueves pasado todas las alertas se encendieron en Coahuila, por el reporte de sospecha clínica de gripe aviar en dos granjas de gallinas ponedoras para producción de pollitos.
Pruebas PCR al día siguiente detectaron gripe aviar, pero la variedad H7N3, que ronda libre por el país desde al menos 2012 y provoca pequeñas y medianas crisis a la industria de vez en vez. 70 mil aves fueron sacrificadas, una gota en el mar de los mil 760 millones de pollos que nacen al año en México.
La industria avícola es una piedra angular de la alimentación mexicana, proveyendo la proteína más asequible para el consumo popular en forma de carne y huevo, y donde contamos con autosuficiencia produciendo arribita del 85 por ciento de lo que consumimos, que son 34 kilos de pollo y 23 de huevo por mexicano en promedio al año.
En la primera quincena de abril el pollo subió de precio un 15 por ciento, lejos de los salvajes incrementos del aguacate o del jitomate, aunque principalmente por razones asociadas al costo de los alimentos ganaderos.
Una epidemia aviar sería un golpe brutal para la economía, lanzando los costos de la canasta básica a niveles inmanejables para la base social mexicana.
Este virus no lo podemos poner en cuarentena, Francia lo intentó con sus granjas durante un mes con los resultados ya vistos, ni podemos contener el vuelo transfronterizo de las aves, Canadá prohibió el libre pastoreo hasta finales de mayo cuando termine la migración de primavera. México parece en directa colisión a otra crisis disparada por un virus que vimos venir y no nos supimos preparar, esperemos errar groseramente en esa predicción.
Pásele, sí hay, sí hay
En estos días el gobernador Miguel Barbosa inauguró el nuevo mercado municipal de Huejotzingo y el de San Salvador El Seco, invirtiendo 42 y 19 millones de pesos, respectivamente, así como la primera etapa del rastro de Tehuacán, que recibió más de 59 millones.
120 millones no es poca cosa al interior del estado, faltará ver su impacto, pero contrasta con los 8 millones que puso el Ayuntamiento de Puebla para la Central de Abastos, que debiera ser el principal motor de la economía primaria del estado. En menos de un año dos comerciantes asesinados, dos diableros aplastados por camiones, una persona que paseaba una cabeza humana, y, al menos, 3 crímenes denunciados a la semana.