Por si no bastaban los cientos de espectaculares, las miles de bardas, los acarreos a mítines y las encuestas pagadas, ahora una de las corcholatas locales tuvo la infeliz ocurrencia de lanzar un videojuego a través de una aplicación en la que se autodefine como el héroe que va a salvar a Puebla.

MoreNacho es el nombre de esta App de 3 pesos con la que ahora sus huestes jugarán en sus ratos libres, en una versión cursi y pueblerina de Mario Bross.

Pero vayamos al contexto de los videojuegos políticos.

Los aspirantes y candidatos buscan a toda costa meterse a todos los rincones de las casas como la misma humedad. Cómo ya lo decíamos, los vemos en espectaculares, muros, volantes y cualquier cantidad de artículos que buscan llamar nuestra atención y nuestro voto. Y ahora, lo mismo nos los topamos en el mundo físico como en el digital. No es ninguna sorpresa que el mundo de los videojuegos se vea como una arena más para la promoción política.

Esto no es nuevo y ejemplos sobran. Como el juego de “Super Ernesto”, donde el suspirante presidencial, allá en el 2011, Ernesto Cordero, luchaba contra sus rivales Peña Nieto y López Obrador.

Desde entonces también es un arma de doble filo. En las mismas fechas salió el juego de “Cordero y el salario mínimo”, que se burlaba de la declaración del secretario de hacienda sobre la posibilidad de pagar coche, renta y colegiaturas con seis mil pesos mensuales.

Sin embargo, uno no sabe si catalogar el videojuego del aspirante morenista a la gubernatura de Nacho Mier como un apoyo político o un “no me ayudes compadre”.

Con la trama de que alguien se robó el agua de Puebla, el alterego del diputado, Morenacho, se lanza contra enemigos propios y del partido. O al menos sus representaciones digitales. El “Cerdo Capitalista” y “Raro Rivera”. No es broma, así se los bautizaron.

En el camino, a base de golpes y patadas, va acabando con las huestes de Rivera, enfundados en el traje de funcionarios gubernamentales. O salvando a “mujeres diversas” (el nombre también lo pusieron ellos) de las garras de acosadores. Algo así como la defensa que Mier hizo del Saúl Huerta, su compañero diputado federal morenista encarcelado por la violación de menores en el Reclusorio Oriente.

Otros de su partido también han seguido la vía de los videojuegos para promocionarse, como Ricardo Monreal, que al igual que Nacho Mier avanza por las calles aporreando a los problemas nacionales. Aunque no todos en Morena son partidarios de la violencia y los juegos de video, pues el presidente los tacha de “tóxicos”, la secretaria de seguridad quiere tipificar la venta de videojuegos violentos a menores de edad, incluido el propio Monreal, que ha dicho que llegan a generar “graves dificultades” en las mentes de los jóvenes. Así las incongruencias de la autollamada Cuarta Transformación.

Y ya entrados en gastos, quizá la mayor de las incongruencias de este jueguito, va en el nombre del enemigo de MoreNacho al que como ya lo he citado, fue llamado “Raro” Rivera.

Para nadie es un secreto la connotación que le damos a esa palabra.

Y si partimos de la base de a quién se alude con este personaje es un posible rival en la elección del 24, se concluye que hay una connotación homófoba que busca denostarlo.

De ahí que valga la pena poner en comparación modos y conductas de los dos personajes para descubrir a cuál le embona mejor el mote de “Raro”.

Lo que se ve, no se juzga diría Juan Gabriel.

Foto: Especial

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