La celebración del Día de Acción de Gracias, una tradición arraigada en los Estados Unidos que se celebró el jueves pasado, se encontró este año bajo una transformación que desafía las convenciones de cómo festeja: tragando.
Thanksgiving este año fue muy diferente para millones de norteamericanos, y algunos miles de ridículos que lo celebran en otras partes del mundo. La ascensión vertiginosa de medicamentos GLP-1, originalmente destinados a controlar ciertas formas de diabetes, se asienta sobre el poder casi mágico de este compuesto en nuestro cuerpo.
Su capacidad para enviar señales al cerebro e inhibir impulsos de hambre, e incluso para desterrar pensamientos recurrentes sobre la comida, se convierte en una suerte de milagro para quienes los consumen. Sin embargo, su alcance se extiende más allá del simple control del apetito: estos medicamentos, como una pócima casi mágica, logran también atenuar otros impulsos "adictivos", desde el juego compulsivo hasta las pasiones desenfrenadas.
El Día de Acción de Gracias, en su esencia, es una reflexión sobre la gratitud, un momento para reconocer las bendiciones y compartir con otros. ¿Se transforma la experiencia de agradecer cuando el control sobre los deseos naturales se ve modificado por la ciencia?
Vaya usted a saber, apenas es martes para reflexiones tan profundas, pero la mercantilista realidad pega primero: las empresas de alimentos y bebidas esperan vender menos.
Las acciones futuras de Krispy Kreme cayeron de 20 a 13 dólares. Podrá pensar que tiene que ver con la picaresca clausura de dos sucursales piratas en San Martín Texmelucan, aunque lo cierto es que las calificadoras auguran un futuro complicado para las donas con estas inyecciones. Textualmente eso dice su reporte.
Dos de las presentaciones más populares del GLP-1 es Ozempic (diseñada para diabéticos) y Wegovy (lo mismo que la anterior, pero diseñada para perder peso) son producto de la empresa danesa Novo Nordisk. Su impacto es brutal en la economía.
Sus acciones, con un ascenso meteórico del 34% desde el comienzo de 2023, son el viento que hincha las velas de la economía danesa, ejerciendo un impacto gigantesco en la tesorería del país nórdico. El cambio que ha experimentado Novo Nordisk, pasando de ser un fabricante de medicamentos exitoso, pero de segundo nivel, a convertirse en la compañía más valiosa de Europa, es un fenómeno que trasciende los números en una hoja de balances. Se ha convertido en el mayor contribuyente de impuestos en Dinamarca. En el año 2022, entregó la nada despreciable suma de $1.3 mil millones de dólares de impuestos, este año serán carretadas.
No obstante, el riesgo reside en el éxito y tiene nombre nórdico la lección: la trampa Nokia. La empresa finlandesa, en su época dorada, era un tercio de las ventas globales de celulares y una quinta parte de las exportaciones del país Suomi.
Llegando Samsung y Apple tan solo faltaron cinco años para que Nokia colapsara, al no poder enfrentar la magia de la pantalla táctil y las aplicaciones. Decenas de miles de desempleados en el mayor despido del país y una de las peores décadas económicas de su vida.
Fascinantes los tiempos que vivimos donde industrias y necesidades se materializan del fino aire para volverse pilares indispensables de nuestra distópica sociedad moderna.