¡Qué transa, mi manada!

Hoy les traigo un chisme que arde más que un buen castigo a la rodilla. Pos resulta que nuestra querida Comisión de Derechos Humanos de Puebla, esa que según debería defender al pueblo, anda más revuelta que un ring de lucha en jaula.

Y todo gracias a su nueva presi, Rosa Isela Sánchez, quien pensábamos que iba a entrar con la máscara bien puesta, pero parece que llegó a dar sillazos en vez de soluciones.

Ahí les va el chisme: la jefaza de la CDH no lleva ni un par de semanas en su puesto y ya andan diciendo que obligó a todo el equipo, desde los meros altos hasta los de la última fila, a firmar renuncias en blanco.

¡Sí, mis valedores, como si estuvieran firmando un autógrafo, pero con amenaza incluida! Les dijeron que o le echaban su firma o se olvidaban de su lanita.

Esto suena más a llave traicionera que a un movimiento justo.

La cosa se puso ruda el jueves pasado pos hicieron válidas algunas de esas renuncias, y adivinen a quién se echaron primero: al personal más antiguo y experimentado, los que llevaban años echándole ganas al changarro.

¿El pretexto? Pues que la presi dice que ella trae una “nueva visión” y no necesita a nadie de la vieja escuela. Pero espérense, que esto se pone peor.

Ese mismo jueves, un valedor de la CDH andaba velando a su hermano fallecido, y en lugar de recibir una llamada de apoyo o condolencias, le hablaron pa’ decirle que ya estaba despedido.

¡Háganme el pinche favor! Y mientras eso pasaba, la Rosa, muy campante, ya le estaba ofreciendo el puesto a un tal Soriano Peregrino, que, según dicen, tiene más quejas por acoso laboral que un rudo en un torneo de minis. ¿Así o más sensibilidad?

Pero eso no es todo, mi banda.

Dicen que Rosa Isela ni siquiera se aparece por la Comisión, porque anda ocupadísima con su agenda social que poco o nada tiene que ver con derechos humanos.

Al parecer, no conoce ni un expediente ni ha atendido los casos urgentes que le han caído a la CDH. Más bien, dejó todo el desmadre en manos de su equipo, que, según las malas lenguas, no sabe ni por dónde empezar.

Pa’ acabarla, algunos de estos cuates todavía tenían nombramientos en otras instituciones mientras ya estaban dando órdenes en la CDH.

¡Puras patadas voladoras, pero sin coordinación!

Y luego viene lo que de plano es un súper castigo al decoro: dicen que ya empezaron a correr a personas de grupos vulnerables, como integrantes de la comunidad LGBT+ y personas con discapacidad.

¿Dónde quedó eso de proteger a los más desprotegidos?

Y si le seguimos contando, también echaron a un compa que se había lanzado como candidato a la presidencia de la CDH.

El otro que está en la mira es el director jurídico, que según cuentan, anda operando pa’ la futura administración.

Este cuate fue quien pidió las renuncias en blanco y se ha convertido en el réferi vendido del partido.

Con tanto despido y desorden, la CDH está más desarmada que un luchador sin máscara, y los que quedan trabajando saben que ya tienen los días contados.

La neta, mis valedores, lo que está pasando en la CDH debe de saberse. Aquí no está habiendo defensores, solo golpes bajos y movidas políticas que dejan en la lona a los trabajadores y, peor aún, a las víctimas.

Rosa Isela Sánchez debería dar la cara, porque si vino a defender los derechos humanos, no se ve por ningún lado.

Así que ya saben, mi banda, si Rosa Isela no corrige el rumbo, la CDH va a quedar peor que luchador noqueado: sin credibilidad, sin fuerza y sin nada que ofrecer.

Avisados ya fueron por su héroe de barrio, mis valedores.