Las malas decisiones gubernamentales, invasiones irregulares, el boom de los fraccionadores y la falta de políticas públicas, han permitido que en los últimos 40 años se hayan perdido más de 20 mil hectáreas de áreas verdes en la capital poblana. Sin duda, el municipio de Puebla presenta una situación grave en cuanto a la pérdida de áreas verdes, mismo que pronto se convertirá en un problema de gobernabilidad y de salud pública.

El director del área de Investigación y Docencia de la Universidad Iberoamericana Puebla, Francisco Valverde, indicó que en la actualidad existen 2.1 metros cuadrados de área verde por habitante, mientras que la media nacional es de 9 metros, lo cual coloca a Puebla en los últimos lugares del país.

Zonas como La Calera, Amalucan, El Tenso, la zona norte de La Malinche, el sur de Valsequillo, el cerro de San Juan, así como parques públicos, metropolitanos, reservas metropolitanas y reservas ecológicas, han sido “devoradas por el cemento”.

Por lo anterior, Francisco Valverde consideró necesario hacer modificaciones a la Ley de Fraccionamientos del estado y municipio para hacer compromisos con los fraccionadores y respetar las áreas verdes, lo cual ocasionará un problema de gobernabilidad.

Destacó que si se atiende de manera integral este problema, en 15 años esas 20 mil hectáreas que han desaparecido por el crecimiento de la mancha urbana, pueden ser recuperadas.

Además, consideró que las autoridades de todos los niveles han fallado en las estrategias para recuperar las áreas verdes que se han pedido en la capital por invasiones irregulares, fraccionadores y el boom de las empresas inmobiliarias.

En el municipio había 1.8 metros de área verde por habitante; sin embargo, destacó que con el rescate de la laguna de Chapulco, parque Rementería, la barranca de San Aparicio, el camino a la Panga de San Baltazar Tetela, parques públicos y los programas de reforestación, se logró llegar a la meta de 2.2 metros cuadrados por persona.

Incontrolable el crecimiento urbano


De acuerdo a especialistas, en los próximos 20 años la población pasará en la zona de La Calera de 38 mil personas que hay actualmente a casi 400 mil personas, es decir, diez veces más.

La intención de las autoridades es concentrar a esta población en una sola zona del municipio en La Calera y Valsequillo, en lugar de buscar un desarrollo equilibrado dentro de la ciudad.

Cabe señalar que es basto el espacio que hay en la entidad como para afectar una zona en especial, esto si se toma en cuenta que la capital tiene 540 kilómetros cuadrados y sólo se quiere concentrar el crecimiento en 30 kilómetros cuadrados que hay el sur de la ciudad.

Pese a la anterior, hay consejos ciudadanos que están proponiendo acciones específicas en el municipio para contar con un orden urbano capaz de proteger un mayor número de áreas verdes.

La primera propuesta consiste en redensificar las áreas centrales de la ciudad debido a que al envejecer la población en este sector está abandonando una gran parte del Centro Histórico, a pesar de que hay potencial en infraestructura que se puede aprovechar.

La mejor alternativa es aplicar una política de mejoramiento del pago del impuesto predial y dar facilidades a inversionistas para la entrega de licencias de construcción para regresar a la población que ha abandonado esta zona de la ciudad, en donde regresarían alrededor de 100 mil habitantes.

Una segunda propuesta es que se pueda ocupar sólo una porción de la zona de Valsequillo y La Calera, poniendo como límite el acomodo de 180 mil personas a lo mucho para evitar una deterioro masivo de las áreas verdes que hay en este sector del municipio.

Además, poner atención a por lo menos tres espacios importantes para redensificar al norte y sur de la ciudad, pero poniendo limitaciones de expansión territorial urbano.

Las actuales políticas de crecimiento urbano han permitido que una sola zona de la ciudad se encuentre “ahorcada” por el crecimiento urbano que ha generado un amontonamiento urbano.

Las acciones

Verónica Mastretta Guzmán, presidenta de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente del cabildo, destacó que se ha iniciado un proceso para detectar e identificar las áreas de donación que no ha recibido la comuna a través del área de Bienes Patrimoniales, que en su mayoría se tratan de ejidos, terrenos baldíos, zonas de reservas ecológicas y colonias irregulares.

Otra medida adicional es que el cerro de Amalucan y La Calera serán reservas protegidas por el ayuntamiento de Puebla y la Secretaría de Sustentabilidad Ambiental y Ordenamiento Territorial del gobierno del estado, al anular cualquier autorización para la construcción de viviendas en estos pulmones de la ciudad.

“Para lo anterior, el ayuntamiento ha suspendido cualquier permiso para construir más viviendas en estos lugares”, así lo da a conocer el titular del área, Alejandro Fabre Bandini.

Para frenar la desaparición de áreas verdes en el municipio —dijo— los gobiernos deberán establecer medidas reales en un ordenamiento territorial regulado que impida la aparición de conjuntos habitacionales y cambios de uso de suelo irregulares, por lo que la “Puebla Verde” que esperan los ciudadanos está en sus manos.

Con estas acciones se aumentarán el número de hectáreas verdes de la capital y se logrará una reforestación de especies nuevas; no obstante, para lograr que esto se vuelva una realidad se requieren políticas sostenibles por lo menos durante los próximos nueve años, y así revertir el déficit de áreas verdes de la capital.

Por último, señaló que aún falta mucho por hacer e invitó a los ciudadanos a convertirse en ejemplo en lo que al cuidado del medio ambiente se refiere y así recuperar poco a poco las áreas verdes perdidas en la entidad.