Chalchihuapan se ha convertido en un pueblo sombrío, muy temeroso y sobre todo desconfiado, pero continúa en “pie de guerra”.
Incluso, se ha conformado una especie de red social para informar inmediatamente quienes entran a la población, cuyos visitantes son mirados con recelo.
A partir del 9 de julio de 2014 existe otro Chalchihuapan. El de la cortesía al visitante desapareció, ahora es todo temor que se palpa en cada calle.    
Ahora, sistema alarmas colocadas en siete puntos estratégicos de la localidad mantienen resguardada la junta auxiliar perteneciente a Santa Clara Ocoyucan.
Aún quedan vestigios de la pasada elección en este lugar donde en 2010 el actual gobernador Rafael Moreno Valle, recibió copiosa votación de la población, incluidos a la familia Montes Bautista.
Ahora cinco años después, esta familia sufre la pena de tener a su hijo en prisión, al joven de apenas 25 años y presidente auxiliar Jairo Javier Montes Bautista.
Y como si fuera burla, reto o recuerdo, justo frente a su casa, están colocados estandartes panistas pidiendo el voto, uno de ellos de Moreno Valle, pero de Sergio, quien es el suplente de Miguel Ángel Huepa.
 

El recuerdo

Araceli Bautista, madre de Javier Montes, en entrevista para Intolerancia Diario, aún recuerda como era Chalchihuapan antes del fatídico 9 de julio, y ahora lo compara con el que está al pie de guerra.
El destino ha llevado a la mamá del edil a convertirse en una especie de activista y defensora de la población por la que ha luchado y hasta retado al gobernador Rafael Moreno Valle para exigir justicia.
—¿A un año de los hechos, qué le ha dejado tanto familiarmente como de forma política?
—Ha sido cansado, a partir del 9 de julio ya no vives en paz, todo el tiempo de sobresalto, preocupada, por los hijos, por Javier que está en la cárcel, por el pueblo.
“La gente siempre te preguntan si van a regresar (los policías), es una gran responsabilidad porque para todo le debes de tener una respuesta a la gente, no podemos hablar nada más al ahí se va, sino siempre que esté tranquila y no vuelvan a caer en pánico.
”En un principio la gente tenía muchísimo miedo, pero después te llega el coraje, la gente yo te pudiera decir que en este momento si tu llegas y le preguntas a alguien donde vive fulano de tal, no te van a decir, porque el pueblo se protege a sí mismo”.
—¿Hay mucho miedo, desconfianza todavía?
—No es tanto miedo, sino más desconfianza, de quién va y quien quiere, eso sí ha perdurado desde esa vez, desde el 9 de julio.
Señaló que de este modo el pueblo se cuida unos a otros ante las aprehensiones del 18 de octubre cuando policías ministeriales ingresaron al pueblo para detener por la madrigada a cinco pobladores.
“El 6 de noviembre de nuevo quisieron entrar los ministeriales y el 21 de noviembre agarran a Javier, claro que la gente ya está como que ya no vas a entrar gobierno por la buena, tu puedes entrar pero ten cuidado de lo que vaya a pasar”.
Afirmó que la gente ya no está dormida, sino a la expectativa, al acecho de lo que vaya a pasar.
“Ya no es el pueblo que antes era, como si nada pasara, la vida era tranquila, normal, pero ya no es así, la gente siempre está a la expectativa de quién llega y qué quieren”.
Aseguró que desde niños a adultos que están pendientes vigilando quienes llegan. “No se ve a la gente en una esquina, sino la que está en la esquina, desde sus ventanas ve pasar los carros, si están pendientes”, dijo.
“A lo mejor ya no suenan las alarmas como antes, pero de inmediato se llaman por teléfono”, dijo Araceli Montes al señalar que es una especie de red protectora sin planearla.
“El gobierno del estado queriendo o no queriendo nos ayudó a implementarlo, de alguna manera es vivir o sobrevivir dentro de la jungla”.
—¿Cómo era antes la vida en Chalchihuapan el 9 de julio?
—Era tranquila, pacífica, viceversa de ahorita, la gente era muy atenta con los visitantes.
“Hay un dato muy importante, la gente dice: ‘ya no nos van a agarrar dormidos’. Hicieron la prueba el 6 de noviembre y la gente dijo de a como nos toque”.
 
 

El día fatídico

El 9 de julio de 2014, se registró el enfrentamiento entre policías estatales y pobladores de Chalchihuapan, para desalojar la autopista Atlixco-Puebla
La violencia generó decenas de heridos de los dos bandos, entre ellos el niño José Luis Tlehuatle Tamayo, quien fue lesionado en la cabeza por un proyectil lanzado por las autoridades, herida que le quitó la vida diez días después.
—¿Usted dónde estaba el 9 de julio?
—Estaba con toda la gente en la protesta, inclusive fui yo la que platicó con el comandante que dio la orden de atacar.
“Yo te lo describo, porque yo le pedía por favor no nos vamos a quedar aquí, él decía es que tienen que agotar”, señaló Araceli.
Señaló que le insistieron a la policía que ya habían ido a la Secretaría de Gobierno a hacer las solicitudes, pero al no haber dialogo no tuvieron opción de la protesta y cerrar la autopista.
“Les dijimos, nosotros no queremos agredir a nadie y finalmente no lo hicimos, bien se dice que los policías están lastimados, pero en los vídeos se ve como bajan de una manera brusca del puente.
”Siempre me voy a quedar con la pregunta ¿por qué se subieron al puente? Eso ya no le corresponde al gobierno, es del pueblo y la orden era de desalojo de la autopista”, señaló.
“Si la orden era de desalojar la autopista y ya estaba desalojada, qué hacían arriba del puente, pero ahora somos culpables porque supuestamente los agredimos.
”Cualquiera, llámese ser humano, o ser vivo inclusive, si se ve atacado se defiende y no es que busquemos un pretexto para la agresión, sino simplemente si te agreden cualquiera se defiende.
”Si sabes que tu hijo viene de la escuela y sabes que ti hijo puede ser lastimado, qué harías cómo padre”, dijo.
—¿Cómo siente como madre tener ahora a su hijo en prisión?
—Que te puedo decir, suspiro de tristeza, me da mucho dolor que mi hijo está pagando injustamente por algo que no hizo, porque su pecado más grande fue haber defendido a su pueblo.
“Créeme que me da mucha tristeza no tener a mi hijo cerca, saber que ahorita lo tienen castigado porque se está acercando el 9 de julio, porque el gobierno del estado quiere tapar el sol con un dedo.
”Lo están lastimando, yo lo sé, pero hagan lo que hagan, no vamos a echar un paso atrás, como dice Javier, para atrás ni para agarrar impulso”.
—¿No hay arrepentimiento de algo en este tiempo?
—No, no hay arrepentimiento, quizá lo que haya es el haber hecho las cosas de alguna manera más medidas. Uno va aprendiendo que si hay algo así como decir que se hubiesen hecho cosas de mejor manera.
Indicó que arrepentirse de dar la cara por su pueblo jamás, sino al contrario, lo volvería a hacer.
Finalmente, lanzó un mensaje a los ciudadanos de que en hechos den la vida por los hijos.
 “Si tu como padre crees en la justicia hazlo, no es posible lamentarse y solo estar viendo televisión, eso es lo triste que muchos hacen y que desgraciadamente los hijos aprenden a luchar o dejarse.
”Le diría al gobernador que si le queda un poquito de espíritu humano, que ya nos deje en paz, qué pretende hacernos más, si él hubiese sido más humano, todo lo que está en su contra ahora, estaría a su favor.
”Vamos a seguir en pie de lucha, porque ahora no nada más es Chalchihuapan, sabemos que están las colonias, los profesores, hay más personas que por hablar se van a la cárcel, no tengo miedo”, concluyó.