En días pasados don Francisco Fraile se encontró con un viejo correligionario suyo y se soltó.
Más que de ideas, él es un hombre de grandes sentimientos.
Y, ya se sabe, los sentimientos son lo más distante y contrario que hay a la política, pero más que a la política, a las decisiones de gobierno.
No era lo que ellos esperaban, se quejó. Ni remotamente. Algo sabían del riesgo y ellos, en un acto de soberanía partidista, determinaron correrlo.
Al cabo hay dos grandes percepciones sobre la alternancia de julio: para el común tiene un significado, y para los panistas de cepa otro.
La gente tiene muy claro que en las elecciones del año pasado hubo un cambio de partido y que ahora gobierna Acción Nacional.
Pero en las filas de ese partido la percepción es que efectivamente ganaron ellos, pero no gobiernan.
Es su drama intestino que día y noche los mantiene sin sosiego.
En el nuevo gobierno no se ven ni oyen los hombres del gabinete (del nivel que sean), ni en los postulados ideológicos y políticas públicas.
No sé si más temprano que tarde o más tarde que temprano, pero la profecía parece cumplirse al pie de la letra.
Lo pronosticó el propio Fraile, o quien haya sido, que para el caso da lo mismo: el riesgo de ganar la gubernatura a costa de perder el partido.
Es el gran dilema que en este momento tiene atrapados a los prohombres de Acción Nacional y que no atinan por dónde.
Y hasta donde se colige, es la primera vez que ese partido se confronta con su propio destino.
Durante los meses de la elección federal intermedia, un grupo de panistas vinculados desde entonces con el proyecto morenovallista solía hacer sus cálculos.
Contaban aquellos que la única manera que tenía el PAN de ganar la primera magistratura estatal era dándole la vuelta.
Emprender un largo rodeo con un candidato externo, y ya en poder del Estado finalmente dar el zarpazo con uno de los suyos, uno químicamente panista.
Ese hipotético hombre en el que pensaban entonces no era otro que Rafael Moreno Valle.
En efecto, a la vuelta acabaron triunfando, con la salvedad que ninguno de ellos aparece por ningún lado.
Debo decir también que aquellos que buscaban persuadir a sus compañeros panistas renuentes sobre la importancia de abrirse no eran advenedizos.
El principal de ellos, quien los encabezaba, era el coordinador de la banca panista en el Congreso y tenía a su cargo la dirigencia estatal de ese partido.
He aquí pues una de las explicaciones sobre las reacciones del fin de semana a la hora de elegir a los nuevos consejeros capitalinos.

Chayo news
Durante la mañana de hoy tendrá lugar la ceremonia oficial de presentación de la Fundación Isidro Fabela, capítulo Puebla, en cuya cabeza está Alberto Amador Leal.
Como se ha dicho en varias ocasiones, es una organización ajena a la vida partidista en la que militan un grupo de personas, entre ellas muchas vinculadas orgánicamente con el Revolucionario Institucional. Pero no es el PRI.
Una de las primeras acciones de la nueva organización política fue presentar al Congreso del estado una iniciativa de ley para modificar la ley orgánica de ese poder y ponerlo a tiempo con la circunstancia poblana. La siguiente será un análisis pormenorizado sobre los alcances reales del Plan Estatal de Desarrollo.