De seguro usted debe imaginar que cuando se habla de protección a delitos como “la piratería” y el contrabando, además de “la trata”, prostitución, el tráfico de ilegales y otros, son los mismos policías los que acuden a cobrar las extorsiones y no es así.
En las redes de la delincuencia organizada, como lo son los que venden “piratería” o contrabando, tienen un representante que se encarga de llevar el dinero para los “permisos”, lo que en el argot policíaco se le conoce como “renta”.
Es cierto que en este tipo de negocios ilícitos acuden policías para recibir “la dádiva”, pero para ellos nada más es “para el refresco”, los permisos generales se manejan en decenas de miles de pesos.
Es obvio que un servidor público no puede aparecer en la escena de recoger sobornos, porque quedaría expuesto a que alguien lo filmara o fotografiara, por lo mismo es necesario un representante, “una madrina”, como se le llama comúnmente.
La Delegación Estatal, de la Procuraduría General de la República (PGR), tiene su propia “madrina”, quien se encarga de recolectar las “rentas” o “pollas”.
Las cifras para quienes pagan protección para que los dejen vender o delinquir, como el caso de “la trata”, la prostitución o el tráfico de ilegales, pasa de los 100 mil pesos al mes, dinero que se distribuye entre los principales encargados de la investigación de delitos federales, en el caso que hoy nos compete.
Es por esto que negocios como La Fayuca, La Cuchilla, Plaza Los Gallos y otros, pueden operar de manera impune en la venta de ropa, calzado, pieles, discos, películas, etcétera. Estos comerciantes reciben “pitazos” a tiempo y para que la sociedad no “desconfíe”, estos comerciantes utilizan los operativos de revisión como “tiradero de basura”, es decir, les entregan la mercancía que ya no pudieron vender, se deshacen de la basura y a la vez justifican el trabajo de investigadores.
En “la recta”, así le llaman a la Delegación de la PGR, opera como “madrina”, un sujeto delgado, de estatura baja, moreno, que tiene corte tipo militar, le apodan “La Araña” y se dijo llamar Marco Antonio Vázquez Velázquez.
Nuestro personaje presume operar recogiendo sobornos desde hace muchos tiempo y en otras plazas o estados de la PGR, es el encargado de acudir con los líderes y representantes de comerciantes que se mueven en la ilegalidad, de bandas de delincuentes a recoger “permisos colectivos”, para dejarlos perpetrar delitos mientras los policías federales y funcionarios se hacen de la vista gorda.
Por esta razón le comento que existen pocos operativos para decomiso en Puebla, que cuando ocurren, los comerciantes tienen la oportunidad de deshacerse de su basura.
En otras palabras la “plaza de Puebla ya esta vendida”. ¿Y cómo cree usted que opera el estado para este mismo tipo de protección?
Consecuencias lógicas
Esto que le comento de “protección policíaca a bandas de delincuentes”, no tarda en repercutir entre los miembros de la Policía Federal Investigadora, acantonados en Puebla.
Desde hace varios días, sus pasos han sido seguidos por sus superiores, tienen casos documentados de protección al crimen organizado y no descarte usted que “en la recta”, pueda ocurrir lo que paso en la comandancia de la Policía Federal, ubicada en Tecamachalco, donde todos los elementos, incluyendo la secretaria, fueron detenidos y arraigados, tras sorprendiéndolos protegiendo al crimen organizado.
En esta ocasión, muchos de estos servidores públicos federales van a ser llamados a cuentas.
Y es que Puebla se ha convertido en el centro de operaciones ilícitas, como la piratería de discos y fonogramas, sin que nadie diga algo al respecto.
El gobierno de Puebla, a través de la Secretaría de Finanzas y la Secretaría de Seguridad Pública, ya hicieron alto al respecto, tras el mega operativo del domingo pasado, que se oscureció cuando los uniformados se extralimitaron en sus funciones.
Y fue como consecuencia de ese mismo operativo, trascendió que los comerciantes de la Fayuca pagaban una fuerte suma de dinero para que en “la recta”, les avisaran a tiempo de cualquier operativo y que les permitieran trabajar con toda impunidad.
Identifican a la mujer embolsada y destazada
Los restos de la joven mujer, hallados en dos bolsas de plástico, abandonadas en el Mirador de Ocoyuca, en el kilómetro 11 más 400 de la Vía Atlixcayotl, podría ser de la estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Thalía Martínez Ramírez, desaparecida en días pasados.
Especialistas en criminalística trabajan con el ADN de la víctima para conocer su identidad, los familiares de la universitaria están a la expectativa.
Por cierto, en Puebla otra menor ya había sido asesinada en esa misma forma, sólo que su cuerpo fue esparcido en los contenedores de basura de Aurrera, Xilotzingo.
Nos vemos cuando nos veamos
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Porque los muertos corren rápido