¿A qué se debe que don Ardelio Vargas Fosado, el secretario de Seguridad Pública, se le note muy atento y dispuesto a satisfacer al gobernador del estado?
¿A la renuncia de Mauricio Tornero a la Secretaría Técnica del Consejo Estatal de Coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública?
¿A su preocupación porque cada día es más difícil que se pueda ubicar en los nuevos gobiernos —el del DF y el federal— por las “facturas” que aún tiene pendientes por el caso de Atenco?
El caso es que el secretario de Seguridad Pública se sacó de “la manga” un “mega operativo” en la junta auxiliar Ignacio Romero Vargas para quedar bien con su jefe, y sólo consiguió —como en los programas de “Chespirito”— “regar el tepache” y quedar de nuevo mal, muy mal. El “poderoso” secretario dejó caer todas sus huestes sobre la junta auxiliar que ha sido modelo de reportajes, como en El Universal, por la presencia de organizaciones delictivas dedicadas al tráfico de heroína; incluso se atrevió a decir que “él fue solito” a luchar contra la delincuencia, sin el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito del Municipio (SSPTM) aunque sus logros fueron muy pobres; tanto, que dejaron con un mal sabor de boca a los vecinos, ansiosos por desprenderse de las bandas que operan a la vuelta de sus casas.
Don Ardelio presumió por medio de boletines de prensa la detención de “23 delincuentes” en un solo día de operativo, incluso mandó hacer otro comunicado donde los mismos vecinos le agradecían su intervención, algo así como las historietas del Cuarto Reich.
En su lista de detenciones relata la de cuatro por robo de vehículo y auto partes, ésos que aparecen retratados con unas “chacharas” y ni un solo vehículo; luego otros cuatro por delitos contra la salud —viciosos a quienes les encontraron drogas—; otros por resistencia de particulares, uno más por portar una pistola de aire comprimido y con esto se sacudió las manos y se limpió el sudor. “Misión cumplida”, le informó a su jefe.
Olvidos, negligencia… ¿o de a cómo?
Al secretario de Seguridad Pública se le olvidó que la junta auxiliar Romero Vargas es un “foco rojo” en inseguridad, que en varias casas viven vendedores de heroína ampliamente identificados por el mismo funcionario, que existen bodegas donde se ocultan auto partes robadas que luego son vendidas en la zona de la 46 Poniente, que existe el riesgo de que opere una de las múltiples redes de delincuencia organizada, por los reportes que detallan la presencia de hombres armados en vehículos de lujo.
Se le olvidó que en esa junta auxiliar opera Paola González García, “La Pita” y su pareja sentimental, un comandante de la Policía Estatal Preventiva apodado “El Caballo”, en la venta de heroína, luego de que Pedro González García, su hermano y apodado “El Perico”, fuera detenido por la uniformada; se le olvida que él mismo ofreció una conferencia de prensa donde reveló que en una de esas “narcotiendas” hallaron uniformes de la Policía Metropolitana; se le olvidó la promesa de que iba a investigar.
Ahora se atreve a informar de 23 detenidos en su “mega operativo”; por cierto, ninguno de estas mafias de las drogas que le he comentado.
En su lugar, un servidor se hubiera escondido.
Con manzanas…
Datos del archivo
El 17 de octubre de 2011 la SSP presentó lo que ellos llamaron el “resultado de un intenso trabajo de inteligencia” que llevó a la desarticulación de al menos cinco redes de “narcomenudeo” que operaban en la Romero Vargas, donde el mismo secretario Ardelio Vargas informó que detectaron la protección a estos grupos de “narcos” por parte de elementos de cuerpos policiacos. Incluso presentaron pruebas de lo que estaban diciendo. Pero ahí quedó todo, las investigaciones, o se fueron al “archivo muerto” o se olvidaron; sólo un “madrina” del grupo de inteligencia, apodado “El Chilango”, tuvo que escapar.
Entre los detenidos de ese momento resaltaron Pedro González García “El Perico”, además de Patricia López Arévalo “La Güera” o “La Paty”, quienes resultaron ser “cabezas” de las pandillas dedicadas a la distribución y venta de heroína en la Romero Vargas. Pedro González tenía un “lugarteniente” —o persona de confianza— de nombre Porfirio Tlatelpa Tepi, “El 14”, quien en esos momentos se salvó de ser detenido.
Porfirio Tlatelpa siguió trabajando en el próspero negocio de la venta de heroína, pero ahora bajo las órdenes de Paola González García “La Pita”, hermana del “Perico”, y quien se quedó con toda la “plaza” de la venta de droga reclutando a otros alias para la organización como “El Moreno”, “La Gorda” y otros más, entre éstos “El Caballo”, su pareja sentimental y quien está activo como policía estatal adscrito actualmente al Cecore (Centro de Coordinación Regional) de Libres. Este grupo cuenta con al menos 20 distribuidores nada más de la ruta que va de la Romero Vargas al centro de la ciudad, ya que existen otros paraderos que van para Cholula, Angelópolis y otros puntos de la capital de Puebla y de municipios cercanos como Cuautlancingo.
Nos vemos cuando nos vemos.
Porque los muertos corren rápido