El procurador General de Justicia, Víctor Antonio Carrancá Bourget, tiene en sus manos uno de los casos más sonados de corrupción en Puebla, por buena o mala suerte le tocó investigar a la temible familia Cuautle, relacionada con el robo de hidrocarburos propiedad de Pemex y que cuenta con una nómina de funcionarios del gobierno del estado, del federal, de Pemex e incluso de municipios, además de policías, a quienes les pagaban protección para que les permitieran el libre tránsito de pipas cargadas con combustible robado e incluso les permitían el robo del mismo mediante la colocación de ductos clandestinos.
Esta familia ya había sido denunciada en muchas ocasiones, pero los compromisos que adquirieron los funcionarios de administraciones pasadas, incluso de ésta, no les permitían molestarlos, menos cuando obtuvieron el apoyo del crimen organizado para seguir “trabajando” en uno de los delitos que dejan millonarias ganancias.
Intolerancia Diario, a través de esta columna comentó, el 30 de abril del 2009, una carta donde se denunciaba a esta familia, desde el padre Claudio y sus hijos Alfredo y Miguel, quienes eran jefes de una organización dedicaba al robo de productos de Pemex, principalmente petróleo, presentando direcciones e informes que de haber sido escuchado hubieran dado un fuerte golpe a la delincuencia organizada, pero por los mismos compromisos económicos se hicieron “de la vista gorda”, hasta que hubo cuatro muertos y muchas críticas a los cuerpos de seguridad.
El 24 de abril del 2012, la PGJ ya contaba con informes para poder intervenir a esta familia, pero de nuevo, compromisos de altos mandos de la Policía Ministerial evitaron el cumplimiento de la ley.
Ese día la Policía Estatal Preventiva (PEP), detuvo a Eladio César García, Armando López Flores, Felipe de Jesús Aparicio, José Alberto Martínez Lázaro y Edgar Oropeza López de 30 años, elementos de la Policía Municipal de Juan C. Bonilla, que escoltaban un camión pipa cargado con 15 mil litros de combustible robado, ellos mismos confesaron recibir sobornos mensuales para escoltar y proteger a las mafias de cuachicoleros de la zona.
Otro informe que fue ignorado fue que en el OXXO, donde ocurrió la agresión armada, era la zona donde las mafias del robo de productos de Pemex pagaban sobornos, a esa tienda de conveniencia llegaban policías, jefes de grupo, comandantes, de todas las corporaciones de policía a cobrar sobornos, que quien les entregaba el dinero era conocido como “El Oso”, pero a nadie le importó o mejor dicho no hicieron caso.
Que en esa misma zona, además de los Cuautle, llegaban mafiosos como Arturo Rosas, Hilario González “El Petate” y Antonio Rosas, originario de Zacatelco Tlaxcala, quienes distribuyen combustóleo robado a todas las tabiqueras de la zona.
La carta del 30 de mayo del 2009
“Los que firmamos y pedimos el anonimato somos vecinos de un poblado cercano a Cholula Puebla y es el lamentable caso que dentro de nuestros vecinos se encuentra la familia de ‘Los Cuautle’ encabezada por el papá Claudio Cuautle y su lugarteniente Alfredo Cuautle y también su hijo Miguel Cuautle esta familia siempre se ha dedicado al robo y venta de combustible, combustóleo, aguado, y demás productos derivados del petróleo, los cuales extraen de manera clandestina de los ductos de Petróleos Mexicanos, esta personas poseen varias bodegas en donde vacían el combustible robado y lo almacena ilegalmente, obviamente con los riesgos que esto conlleva, el punto aquí es que lo que les decimos es del conocimiento de todo el pueblo, pues estas personas no son discretas y mucho menos humildes, siempre han hecho alarde de sus robos y de su poder económico y que con él se acomodan para pagar a todas las autoridades que sea necesario para que se les permita inclusive se les proteja para seguir ‘trabajando en paz’.
”El punto es que desde el año pasado estas personas principalmente Alfredo Cuautle el cual es un hombre moreno, de frente amplia, de estatura media, patilludo, y que conduce una camioneta roja, un jetta gris y/o un Spirit rojo, éste se ha jactado de decir a los cuatro vientos que ya forman parte de ‘El Cártel del Golfo’ por conducto de su brazo armado mejor conocido como ‘Los Z’ y con base a esto se ha valido para ser más violento y prepotente de lo que era antes pues ahora se siente protegido por ‘Los Z’ y hecho que hemos corroborado, pues le podemos decir con toda certeza que aquí en la casa de Alfredo o de Claudio viene personalmente mucha gente de diversas corporaciones, como los AFIS de la Procuraduría General de la República, los cuales viene en coches de civiles pero con chalecos azules que dicen AFI, también gente de Petróleos Mexicanos, también cobran su dinero los agentes de la PFP los cuales vienen en sus patrullas azules con blanco, elementos de la Policía Judicial de Puebla y hasta gente de la Policía Estatal, y ahora hasta los famosos ‘Z’.
”Realmente nuestro sentimiento como vecinos no es de injusticia, al fin y al cabo hay un Dios que todo lo ve pero es más de miedo, ahora cualquiera que los vea feo, es levantado y golpeado casi al punto de muerte, o de plano no regresa, ellos se han encargado de sembrar terror entre la población y estamos desesperados, pues inclusive hemos contratado abogados para presentar denuncias y ellos terminan diciéndonos que mejor ni le movamos, que no sabemos con quien nos metemos que están con ‘Los Z’, inclusive una vez uno de nuestros licenciados nos dijo que los Cuautle están coludidos directamente con la delegada de la PGR por eso las denuncias nunca progresan en contra de ellos y hasta con el Procurador de Puebla, entonces nos encontramos sin defensa alguna en contra de los Cuautle y ‘Los Z’. Nuestra última medida será presentar ésta y otras cartas al Ejército Mexicano y al señor gobernador a fin de que se tomen cartas en el asunto y el Estado nos proteja y libere de esta gente, le pedimos por su conducto al procurador Archundia que si tanto dice que en Puebla no hay ‘Zetas’ venga a nuestro pueblo, investigue y trate de detener a los Cuautle y verá como antes de llegar a la capital todo un ejército de maleantes ya le habrán impedido que les haga algo.”
Hasta aquí la carta.
Nos vemos cuando nos veamos.
Porque los muertos corren rápido