En su afán por minimizar las ejecuciones que han ocurrido en territorio poblano, principalmente en la capital y sus alrededores, Ardelio Vargas Fosado, el secretario de Seguridad Pública del Estado (SSP), dijo una verdad a medias.
Y no es que los casos de ejecuciones de presuntos implicados en el “narcomenudeo” sean “hechos aislados” y que en Puebla “no existe la presencia de delincuencia organizada”; esas frases son muy gastadas y sólo reflejan la preocupación de estas mismas autoridades de que “se caliente el estado”.
La verdad a medias que don Ardelio declaró ante varios medios de comunicación fue el incremento de organizaciones de “narcomenudistas”, aunque no dijo que en la ciudad de Puebla y sus alrededores existe una pasividad policíaca que preocupa. En la junta auxiliar Romero Vargas, donde se presume de la presencia policíaca, de “actos sociales” para prevenir delitos, se dejó de combatir el “narcomenudeo” de heroína; de hecho, ninguno de estos vendedores ha sido detenido, pese a que muchos de ellos están ampliamente identificados y siguen operando en los mismos lugares, sólo que con “un perfil bajo” que podría ser consecuencia de un “pacto no escrito” entre policías y mafiosos, que consistiría en mantener el negocio de la venta de drogas en forma discreta y no alterar el orden, para que se pueda decir que “la tranquilidad” llegó a una junta auxiliar de Puebla, identificada a nivel nacional como bastión de vendedores de heroína y de drogas similares que causan peor daño que las conocidas “lágrimas negras”.
El lector no me dejara mentir. Desde que se anunció una “medida enérgica contra la delincuencia” en la junta auxiliar Romero Vargas se incrementaron las fiestas, las reuniones en la vía pública, pero no fue detenido ninguno de los implicados en la distribución y venta de heroína. ¿Dónde quedaron?
¿Ordenes de no intervenir en casos de narcomenudeo?
Usted habrá notado en los informes de la SSP del estado, incluso del municipio, de detenciones en la ciudad de Puebla de presuntos vendedores de droga, a quienes les aseguran no más de 10 dosis de cocaína y quienes —aunque forman parte de la cadena del negocio de “narcomenudeo”— son el “ultimo eslabón”, es decir vendedores de poca monta que son reemplazables por esta delincuencia, pero no ha sido detenido ninguno de los principales cabecillas que de manera cínica se mueven repartiendo a sus vendedores en diversos puntos de la ciudad.
Usted habrá notado que el principal combate al “narcomenudeo” ha ocurrido en el interior del estado, donde aseguran matas de marihuana, diversos tipos de droga e incluso cartuchos y armas, que tampoco significan un fuerte golpe al “narco”, pero que por lo menos demuestran una sensible presencia pero en Puebla, principalmente en San Andrés y San Pedro Cholula, el incremento de los “narcomenudistas” ha sido muy evidente.
Por esta misma pasividad policíaca, el incremento de vendedores de drogas llegó a tal grado que la disputa por la venta ha dejado varias ejecuciones, información que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) ha mantenido bajo absoluto silencio. Una de estas ejecuciones fue la del carnicero del mercado “La Acocota”, Jaime Simón Flores de 30 años de edad, alias “El Pescado”, quien el viernes 19 de octubre fue “levantado” por un grupo de hombres desconocidos y luego fue hallado sin vida la mañana del sábado en el relleno sanitario de Chiltepeque, desnudo, con huellas de tortura y de haber sido asesinado con un disparo de escopeta. Tras ese crimen, se dijo que “El Pescado” operaba con la venta de drogas desde el interior de una vecindad ubicada en la 18 Norte, entre 2 y 4 Poniente, conocida como “El 5” y que incluso hay otro “narcomenudista” que fue “levantado” ese mismo día y que hasta el momento no aparece.
Lista negra
Existen muchas direcciones, apodos y datos de bandas que aprovechándose del “descanso policíaco” han incrementado su radio de operaciones. Denuncias anónimas ubican a “El Bambám”, a “El Santanero”, en la venta y distribución de drogas en el primer cuadro de la ciudad. A Jorge Pinto, quien opera desde un Mustang negro convertible. “La Lupe”, en un negocio donde su esposo pone tatuajes, en avenida Nacional y Jalapa.
En Santa Bárbara, Xonaca, frente a la Federal 11, de la unidad Héroes de Puebla, operan dos sujetos identificados como “El Pachón” y “El Bombón”, además de que en la zona de San Isidro y de los Héroes y Loma Linda opera un sujeto identificado como “El Yuca”, de apellido Analco Romero, que estuvo detenido por atropellar a menores de edad cuando se encontraba en estado de ebriedad.
Sin embargo, la lista es aún más grande.
Nos vemos cuando nos veamos.
Porque los muertos corren rápido