Un expolicía, cesado por no pasar el examen de confianza, con 22 años de experiencia, hizo el favor de enviar una extensa carta donde desnuda como han operado los “grupos especiales” de la Policía Estatal Preventiva (PEP), narra como fue secuestrado y ocultado en el Cereso de San Miguel para tratar de culparlo del asesinato de dos elementos de la Policía Judicial, además de otros excesos y abusos.
Esta es la primera parte de la carta.
Carta de un policía despedido
“Soy uno de los 200 elementos despedidos el 4 de octubre del año 2012”
”Ex policía estatal con un servicio impecable de 22 años.
”Solo espero mi nombre no sea dado a conocer, llegué un día 16 de abril del año 1991 a la Academia de Policía del Estado de Puebla, en mi ciudad se hablaba de la Academia como la segunda mejor academia de policía.
”Ingrese al servicio con preparatoria terminada, en ese tiempo estaba de director el coronel Juan Cebada García, para mis tiempos y con el grado de estudios Cebada García era un déspota y hasta cierto punto cruel con el personal, ya en esos tiempos se manejaba al grupo de investigaciones o mejor dicho a los que torturaban tanto a delincuentes como a los mismos policías estatales hablamos del grupo de los llamados ‘cariñositos’ los que sobrevivimos a las torturas de ellos.
”Si no nos encontraban culpables se nos mandaba a un agrupamiento que se llamaba ‘la reserva’ se grupo era la vergüenza de la corporación gracias a mi destreza y conocimientos yo integré junto con otros compañeros el grupo fuerza de tarea llamado ‘Bengalas’, fui retirado del grupo por no convenir a los caprichos del jefe operativo volví de nuevo a la reserva entonces fui enviado a México con otro grupo de compañeros a recibir el curso de ‘zorros’ cuando habían pasado cerca de dos meses y aguantar el duro entrenamiento se nos dijo que nosotros quedábamos excluidos por no convenir a ciertas disposiciones, entonces mandaron a otros en nuestro lugar y como los nuevos ‘zorros’ no tenían la preparación que se nos había dado el mando pidió el apoyo de un zorro del DF el cual vino a desatar una serie de asaltos y robos a bancos y cuentahabientes, si recordamos vinieron asaltos muy seguidos a zona Dorada, los Bancomer de 7 Norte y 32 Poniente, Defensores, el Banamex y los de avenida Juárez que después, uno de ellos siguió haciendo lo mismo y lo detuvieron sus mismos compañeros.
”En el año de 1996 se me detuvo en una cacería de grupos especiales y comandantes este hecho fue un 14 de septiembre de 1996, se me acusaba de dar muerte a los judiciales del mercado Zaragoza, en cuanto yo fui entregado a la Procuraduría empezó mi calvario.
”Luego, luego fui metido con la cabeza tapada. Ese día un comandante de la Décima que no conozco pero son dos hermanos obesos y otro con rostro de tipo indígena me empezaron a torturar.
”Me achacaban las muertes de los judiciales, de los asaltos a dos bancos y proteger a los carteristas del primer cuadro de la ciudad, así me pase el 14, 15, y 16 de septiembre del 96.
”Las primeras horas del 16 de setiembre fui custodiado a San Miguel, pero eso no fue todo mi pareja de trabajo también fue detenido el era originario de Atoyatempan yo le apodaba el ‘negro’, se llamaba Miguel, sus apellidos pues no vienen ahorita a mi memoria, al ver que se me estaba torturando estaba desnudo dentro de un tinaco metálico lleno de agua y con un cable de luz enrollado en mi pene. Uno de los judiciales obesos chicoteaba el otro cable al tonel, yo sentía la muerte, mi compañero no quiso saber nada y se declaró culpable. Yo lo último que supe por dimes y diretes de mis compañeros es que el ‘negro’ se había ahorcado dentro del penal de San Miguel, después de saber que a su esposa que estaba embarazada la habían violado. Jamás he vuelto a saber de la señora. Después de que se me lleó a San Miguel estuve en estancia porque no tenía documentos de mi ingreso al penal, eso a veces lo hace la justicia para desaparecer evidencias, yo salí del penal el día 18 de septiembre, porque tenía un familiar que estaba en la milicia y mis familiares lo contactaron, porque en la vecindad donde vivía se les hizo raro que llevaba días que no llegaba y como los judiciales que arriba mencioné se dieron a la tarea de robarse todas mis pertenencias entonces empezó la búsqueda.
”La Policía Estatal no sabía nada, en la ‘procu’ tampoco, pero así como hay policías malos también hay buenos y éstos informaron a mi familia que me habían trasladado a San Miguel. Ese día 18 de septiembre hubo gran revuelo dentro del Penal de San Miguel, se corrían los rumores que habían llegado los ‘guachos’ o militares por alguien, para ser rápido en mi relato salí libre.
”No había documentos para que yo estuviera ahí el Cereso de San Miguel, no querían tener problemas y en la ‘procu’ me habían secuestrado para investigación y en la policía estatal ‘me habían puesto el dedo’.
“¿Por qué?, no sé, desconozco, lo único que sé es que los que asesinaron a los judiciales eran compañeros míos y al paso de los años preguntando acá y allá uno era sargento de día, es el que lleva documentos de los servicios de un agrupamiento y el otro era depositario gente de confianza que trabajaban para el jefe operativo y tenían permiso de portar las armas, en ese tiempo no había armas de cargo, ni ahora tampoco, por que no alcanzan y hasta ahora sé que se dedicaban a asaltar negocios y auto transportes urbanos como no hubo acusaciones ni nada solo amenazas.
”Por parte de Gobernación me presenté a trabajar, de ahí vino la comisión de irme al municipio del 2000/2005, me reincorporé al estado y desde el 2005 he estado con los exámenes que nos hace el Consejo Estatal de Seguridad Pública, que son dos veces por año, ahora no entiendo o no comprendo el por qué el cese, jamás se nos dio algún resultado de los exámenes.”
Esta carta va a continuar…
Porque los muertos corren rápido