En los últimos dos años, en lo que sería un corredor que va de Morelos a Puebla, se ha detectado la presencia del crimen organizado dedicado a la elaboración de la droga conocida como “Cristal”.
Al menos cinco laboratorios clandestinos han sido desmantelados por corporaciones policíacas locales y federales e incluso el Ejército mexicano, mismos que se ubican en una coincidente línea paralela que va de Morelos a Puebla, estamos hablando de Acatlán de Osorio, Izúcar de Matamoros, Atlixco y Cholula, sin dejar de nombrar a la capital Puebla.
En esta línea es donde han sido ubicados los laboratorios, donde se han registrado la mayoría de las ejecuciones y donde han sido abandonados cuerpos de hombres torturados y asesinados en forma violenta.
Es difícil creer que en esta zona las corporaciones policíacas locales, como la Policía Municipal, la del Estado, incluso la Ministerial, sin dejar de mencionar la Federal, no hayan detectado este corredor que indica la presencia de un grupo fuerte del narcotráfico que está realizando, además de sus operaciones clandestinas como el secuestro, la extorsión, la distribución de drogas, la manipulación de químicos para elaborar drogas sintéticas, la ejecución de miembros de bandas rivales.
Decir que la reciente desarticulación de una organización delictiva que tenía en su poder a un menor de 14 años de edad, por quien pedían rescate en dólares y pesos mexicanos, es como consecuencia de “una investigación de campo” es una mentira total, la verdad es que el grupo especial de la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto (DGADAI) los puso al descubierto al “colgar” el teléfono donde los secuestradores se comunicaban, esto bajo la utilización de equipos de espionaje de muy alta tecnología.
Pero de no ser porque este grupo de elite intervino para rescatar al menor aun seguiría operando el laboratorio clandestino y el grupo criminal, a quien vinculan con una operación de “limpieza” para eliminar a bandas rivales que operan en esta misma zona, de Morelos a Puebla.
También es extraño que este grupo de alta peligrosidad no haya sido detectado antes por las corporaciones policíacas que operan en esa zona. De hecho, le comento que existe nerviosismo en los corredores policíacos de lo que pudieran haber confesado los detenidos, con eso de que les “encanta” dar a conocer a quienes tienen en nómina.
Al Neto todos lo conocían y nadie lo detuvo
No se sabe desde qué tiempo pero muchas personas denunciaron —en forma anónima, por supuesto— la presencia de Ernesto Wilfrido Ramírez Cerón, alias “El Neto”, que figura en la lista de los ocho detenidos la madrugada del martes.
Ernesto se paseaba tranquilamente por Santa María Tonanzintla, San Francisco Acatepec, Chipilo, Atlixco y todos conocían de su peligrosidad, se decía que este hombre estaba ligado a una organización criminal y que se encargaba de ejecutar a miembros de bandas rivales o a quien le ordenaran, sin embargo nunca fue molestado en su persona, hasta que la DGDADAI lo detuvo junto con otros sujetos, igual o más peligrosos que él.
Por esto mismo, extraña que ninguna corporación de policía con tantos sistemas de inteligencia no advirtiera la presencia de estos grupos, sobre todo porque es en esta misma zona donde se han incrementado los delitos, principalmente el robo de vehículos y otros que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) ha ocultado estratégicamente, no porque se centren en investigarlos sino por querer ocultar que Puebla se encuentra en “focos rojos” en lo que seguridad se refiere.
Otro hecho que causa extrañeza es la orden de los altos mandos de la Policía Ministerial para que otras comandancias de la corporación se abstengan de ingresar a este corredor, la orden es que dejen que las comandancias de estos sectores operen en forma autónoma, para esto han sido colocados comandantes “a modo”, que conforman una especie de club cerrado donde cuentan con toda la confianza de su director.
¿Quién es el que anda ahí?
Nos vemos cuando nos veamos.
Porque los muertos corren rápido