En el municipio de Aquixtla “la cosa está que arde”: nepotismo, desvío de recursos para apoyar una campaña política, peculado, abuso de autoridad y otros males mantienen a una gran parte de vecinos en estado de alerta, sobre todo porque tienen meses pidiendo que su presidente municipal, Emigdio Espinoza Cruz, sea auditado y a nadie parece importarle.
A este “nuevo modelo de gobierno” parece no importarle apagar “focos rojos” antes de que la violencia los rebase; así ha ocurrido en diversos municipios de Puebla donde el gobierno de don Rafael Moreno Valle ha intervenido cada vez que las presidencias son tomadas y ocurren actos de amotinamiento, “les encanta el escándalo”.
No tiene mucho que Luis de la Luz Hernández, secretario del Comisariado Ejidal de Quetzalapan, del municipio de Tlachichuca, fue ejecutado a las puertas de su casa por un sicario que le disparó en tres ocasiones —tórax, frente y cabeza— un día antes de que este hombre acudiera a la ciudad de Puebla a denunciar a su jefe, Jesús Emiliano Isauro Arenas, por quedarse con el dinero que genera la explotación de las minas de Tepezil: poco más de 4 millones de pesos por mes.
Esta queja estaba en poder de la Secretaría de Gobierno, pero nadie dijo ni hizo nada por investigar; el resultado ahora es un crimen, que se siga perdiendo el dinero de la explotación de la mina y todo por qué. ¿Contubernio? ¿Porque no les interesan los problemas que ocurren en territorio poblano? Por lo que sea, pero este gobierno pudo evitar esta tragedia y ahora el conflicto puede ser de mayores dimensiones.
¿Qué está pasando en Aquixtla?
La malversación de fondos es uno de los principales problemas que aqueja al ayuntamiento de Aquixtla. Cartas de los vecinos denuncian que el presidente municipal Emigdio Espinoza está destinando gran parte del dinero, que debería servir para obras municipales, para Amado Nava, precandidato a la presidencia municipal por el PRI.
Que la maquinaria, los implementos para construcción están siendo utilizados para la construcción de un fastuoso hotel con el nombre de El Campanario, que de manera estratégica erigieron en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, a nombre de la esposa de Emigdio.
Que la maquinaria, que es propiedad del municipio, está siendo utilizada para obras particulares, con la complicidad de un constructor que sirve de “prestanombre”, además de múltiples transas que requieren de una auditoria completa, antes de que los mismos pobladores decidan, a su modo, pedirle cuentas a un presidente municipal que sólo vieron durante las elecciones, pero que después de ganar “estratégicamente” desapareció.
El presidente metió a trabajar hasta a la sirvienta
Sin importarle violar las leyes municipales, el presidente municipal de Aquixtla metió a trabajar al ayuntamiento a toda su familia, entre ellos a su hermano Mauricio Espinoza Cruz, a quien le dio un cargo administrativo —cerca de la lana— sin miedo alguno a la justicia, como si hubiera algún personaje del gobierno de Puebla que lo tolerara y lo protegiera.
Le presento parte de la denuncia que, en entregas pasadas, fue comentada en este espacio:
“Para muestra de todos los abusos que ocurren en Aquixtla, que pertenece al distrito judicial de Chignahuapan, ocurrió el 2 de enero pasado en las fiestas de Aquixtla, cuando a los pobladores les prometieron que para festejarlos les iban a traer uno de los mejores grupos musicales, y resulta que a la mera hora no llegaron y en su lugar llegó un conjunto que no reunió para nada las expectativas, lo que provocó que todos se molestaran a grado tal que hubo quienes jalonearon al edil e incluso le dieron algunos golpes.
”Todos estos abusos se conocen en lo que sería el último año de actividades, por lo que sería necesario que las autoridades correspondientes inicien una investigación a fondo para que el escándalo no llegue a afectar la jornada electoral que se avecina.”
Nos vemos cuando nos veamos.
Porque los muertos corren rápido