La Secretaría de Seguridad Pública del estado (SSP) tiene en sus manos las pruebas necesarias para presumir que en la ciudad de Puebla, sobre todo durante altas horas de la noche, se pasean miembros del crimen organizado en vehículos abastecidos de todo tipo de armas, que de manera inicial no han buscado el enfrentamiento abierto con corporaciones policíacas y sí realizan recorridos con fines de “seguridad” para quienes cometen delitos como los asaltos en carretera, el robo de hidrocarburos, el de vehículos y el “narcomenudeo”, entre otros.
Por estos mismos “patrullajes” del crimen organizado fue como, la madrugada del miércoles, elementos de la Dirección de Seguridad Vial del Estado —que no estaban armados— se encontraron con la camioneta Chevrolet Outlander de color guinda, con placas UVL-6294 del estado de Querétaro que en sentido contrario salió del entronque de Amalucan, por lo que los agentes les marcaron el alto y luego los persiguieron hasta el Periférico y Las Hadas, donde los desconocidos les dispararon ráfagas de armas de asalto como AK-47, además de R-15, y con proyectiles de los conocidos como “mata policías”.
Posterior a la agresión armada, donde los tiradores escaparon dejando abandonada su camioneta, como consecuencia de la inmediata movilización de los cuerpos de seguridad es como fue hallado un segundo vehículo, tratándose de una camioneta Durango negra que fue abandonada cerca del lugar de la agresión y donde fueron hallados rifles de asalto, cartuchos y otro tipo de armamento que la SSP no reveló.
Y cuando se pensaba que lo ocurrido entre las 4 y 5 horas del miércoles era sólo un hecho aislado, otra agresión armada fue reportada desde la junta auxiliar de Xoxtla, cuando un grupo armado que custodiaba el robo de hidrocarburos en un ducto de Pemex, ubicado en el kilómetro 111 de la autopista México-Puebla, disparó contra cuatro empleados de la paraestatal que descubrieron el robo.
La zona donde ocurrieron los hechos fue rodeada por la Policía Federal y el Ejército mexicano, los agresores lograron escapar pero dejaron abandonada la pipa y los implementos para robar productos de Pemex.
Otro caso más de enfrentamientos y persecuciones lo reporta la Policía Ministerial del Estado, luego de que en la zona poniente de Puebla se registrara una presesión y enfrentamiento entre investigadores y sujetos que iban a bordo de una camioneta Lincoln, que dejaron abandonada tras verse copados por las fuerzas de seguridad.
Son tiempos oscuros.
Los renglones torcidos del Poder Judicial
En estos momentos el Juzgado de Primera Instancia de Tepeaca de Negrete se encuentra “en el ojo del huracán”, la intervención de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) para esclarecer la “fuga” de un interno de la cárcel regional, acusado por homicidio en grado de tentativa, que contó con la ayuda no sólo de funcionarios del Poder Judicial adscritos a esa demarcación sino también del personal carcelario, ha puesto en tela de juicio todos los casos que en ese lugar se ventilan.
El hecho de que un oficial mayor se encuentre bajo arraigo y otro más intente obtener la protección de la justifica federal dejan entrever que la “ayudadita” que dieron en ese juzgado para que un sentenciado obtuviera su libertad de inmediato, aunque luego lo regresaron, deja en claro que debe haber otros expedientes extraviados o mal integrados para favorecer a uno que otro delincuente.
Nada más hay que recordar el caso del juez de lo Penal Venustiano Islas López, quien estuvo adscrito al Juzgado de Tepeaca, donde se dijo que hubo casos de homicidas, asaltantes y ladrones de vehículos que pudieron librar la acción de la justicia y que les costó de 300 a 400 mil el “favorcito”.
Este mismo juez tiene una investigación pendiente en la Dirección de Atención a Delitos de Alto Impacto (DAIDAI) —actualmente DGADAI—, por haber auxiliado en la salida o fuga de un miembro del crimen organizado, a quien hicieron pasar como menor de edad.
Si en verdad el Poder Judicial quisiera limpiar ese juzgado y regresar la confianza de los tepeaquenses, va a ser necesaria una revisión a fondo, sobre todo en los expedientes de delitos graves o de homicidios imprudenciales, donde la “mano negra” debe haber aparecido.
En lo ocurrido en el Juzgado de Tepeaca no todo está dicho.
Nos vemos cuando nos veamos.