En su afán por lograr una rápida exoneración de la brutal y torpe represión contra los habitantes de San Bernardino Chalchihupan, que provocó la muerte de un menor de 13 años, el morenovallismo está hundido en una severa crisis de credibilidad.
En su desesperación, los morenovallistas han recurrido a toda serie de estrategias marketineras y recursos propagandísticos. Han derrochado recursos para tratar de limpiar la imagen de un gobernador que aspira ser presidente de la República.
En el cuarto día de la crisis, el morenovallismo atizó con más fuerza la campaña para criminalizar a los pobladores de Chalchihupan y denostar a los líderes que encabezan el movimiento.
Y empezó contra otra estrategia que le funcionó en la campaña a la gubernatura: comprar a cualquier costo la decisión de los poblanos.
La “ley Bala” se transforma ahora en una ley de cañonazos. Con dinero buscan acallar el movimiento social que se generó a raíz de una decisión también monetaria: la centralización del servicio del Registro Civil.
Hoy los pobladores de San Bernardino enfrentan la tentación del dinero, el poder de la cooptación. Ya soportaron la denostación, la criminalización, el descrédito y ahora tendrán que enfrentar el poder del dinero.
Esperemos que resistan. El tiempo lo dirá.
En tanto, al morenvallismo nada, absolutamente nada le ha funcionado, por el contrario, han cosechado un efecto contrario. La credibilidad del morenovallismo está en su punto más bajo desde que inició su gestión al frente del gobierno estatal.
La soberbia, la cerrazón y la intolerancia han desgastado la imagen del gobernador al grado de ridiculizarlo. 
Y se hunde en esa crisis de credibilidad por una sencilla razón: perdió la formula que lo llevó a Casa Puebla. Se alejó de los ciudadanos y no sólo eso, los enfrentó, les declaró la guerra. Hoy paga las consecuencias de esa política fallida.
Y todo por carecer de sensibilidad política, de reconocer que sus mandos policiacos abusaron de la fuerza, de que no hubo estrategia para liberar la vía Atlixcayotl y hubo torpeza en sus negociadores.
Mientras no rectifique la estrategia, el morenovallismo seguirá desgastándose y enfrentando dardos en su contra, como el de ayer en el Congreso de la Unión, que por segundo miércoles de manera consecutiva el gobierno Moreno Valle fue cuestionado por los hechos violentos de San Bernardino Chalchihuapan. 
En el Senado se presentaron tres posicionamientos: uno por parte de los diputados de Movimiento Ciudadano, la petición de un minuto de silencio por parte del PRD y acusaciones por parte de senadores del PRI.
Los senadores exigieron que las autoridades de Puebla esclarezcan los hechos de violencia que le costaron la vida al niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo.
Ahora el morenovallismo tendrá que responder con pruebas reales y convincentes, no con historietas que sólo causan mayor descrédito.