El pasado primero de Mayo, miles de trabajadores de sindicatos independientes y burócratas estatales despedidos lanzaron un grito en contra del terrorismo laboral del gobierno morenovallista.
A la marcha que comenzó en la avenida Juárez se unieron trabajadores, despedidos del gobierno del Estado, la 28 de Octubre —con el contingente más representativo, unas 7 mil personas—.
Las consignas no tienen desperdicio: “Gobernador Rafael Moreno Valle, dónde están las promesas de campaña. No tocar a la base trabajadora. Traicionaste a 1,500 familias. ¿Tú también te vas?”.
Otra manta rezaba: “Gracias a ti Rafael Moreno Valle, Puebla ocupa el primer lugar de impunidad, estudio de la UDLAP”.
Uno más “En Puebla, vivimos con impunidad. Atte. Extrabajadores del Gobierno del Estado. Porque denunciamos y no pasa nada”.
Y un último mensaje: “Puebla sueña con igualdad y justicia. Sr. Gobernador. ¡Ya no sueñe con la Presidencia!”.
El rechazo a la política laboral del morenovallismo fue contundente. La respuesta del gobierno estatal también: uso de la policía para acallar la protesta.
En la historia reciente del estado de Puebla no se recuerda otro momento en que los efectivos policiacos evitaran que la marcha del 1 de mayo, ingresara al zócalo de la ciudad y de ahí llegara a Casa Aguayo. “Es el reflejo del temor que tiene el señor gobernador”, dijeron los manifestantes.
Para los sindicatos oficiales el acontecimiento paso desapercibido.
Sin embargo, para los partidos políticos que buscan sumar el respaldo social para este 7 de junio no.
Tal es el caso de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que la víspera denunció que la intimidación“nunca antes vista” ejercida por parte del gobierno del estado el pasado primero de mayo, cuando la numerosa marcha de trabajadores, organizaciones y ciudadanos sin afiliación alguna nos encontramos ante un zócalo sitiado en toda su periferia por un numeroso grupo de policías estatales y municipales, refleja la cara de un gobierno autoritario y represor, que nos obliga a responsabilizarlo ante los posibles acontecimientos violentos antes y durante la jornada electoral 2015.
Y puntualizó que desde que Rafael Moreno Valle tomó posesión como gobernador, la privación de la libertad se ha convertido en el destino manifiesto de quienes defienden el territorio, el agua y la vida.
De la lucha en la calle, de las consignas, la inconformidad social pasa al terreno electoral y de ahí a las urnas.
¿Cuánto le pesará a los candidatos del morenovallismo y del PAN estos excesos, que rayan en el autoritarismo?