En noviembre de 2016, una mujer propietaria de un terreno donde por abajo pasa un ducto de Pemex reportó haber visto una toma clandestina, lo informó a todas las autoridades que pudo.

Dio a conocer la llegada, a esa toma, de gente desconocida que llevaba equipos para sustraer hidrocarburos y fue testigo de la llegada de pipas, camionetas y vehículos donde era trasladado el producto robado.

Vio gente armada en otros vehículos que vigilaba que nadie se metiera con los que extraían el hidrocarburo.

La queja de esta mujer, presentada en noviembre, motivó la llegada de Seguridad Física de Petróleos Mexicanos, quienes dijeron que iban a sellar la fuga, pero lo hicieron tan mal que provocaron una salida mayor del combustible.

Nadie se imagina cuánto hidrocarburo salió, pero sí se atreven a pensar que era más de lo doble que había sido robado, de noviembre a enero.

Luego la fuga fue reparada.

Por curiosidad, esta mujer trató de enterarse qué pasa cuando personal de Pemex provoca una fuga de esta magnitud, y se enteró que nada.

Los empleados de Seguridad Pública, por negligencia o complicidad, pueden provocar una fuga y nadie les toma en cuenta el daño, que debe de ser por millones de pesos.

Pero no les dicen nada.

Es como si Petróleos Mexicanos estuviera muy interesado en que sigan los robos de hidrocarburos, tomando además en consideración que su equipo legal rara vez acude ante el Ministerio Público federal para ratificar el robo de gasolina, lo cual ha provocado que muchos de los detenidos obtengan su libertad de inmediato.

Y los robos continúan, a cualquier hora del día o de la tarde o noche.

Millones y millones de pesos se pierden ante la apatía de Petróleos Mexicanos.

¿Porque será?

"Huachicoleros terratenientes"

A los dueños de tierras por donde pasan los ductos de Pemex, los huachicoleros prefieren ya no rentarlas, sino comprarlas.

Pagan desde 1 millón o más a quienes les vendan tierras que sirven para el robo de hidrocarburos.

No les interesa mucho no ser muy formales en la transacción, basta solo una escritura para que esta sea pagada en efectivo.

Quienes tienen terrenos que sirven para este fin y no tienen sus papeles en regla, entonces reciben sumas que llegan hasta el millón de pesos por permitir que desconocidos se roben el hidrocarburo, hasta que la toma aguante.

‎Es decir, hasta que sea cerrada.

Agricultores ahorran para sembrar

Un agricultor de la zona considera que comprar diésel robado le ayuda más a sus negocios.

Dice que con lo que ahorra puede sembrar hasta dos veces sus tierras.

Y actualmente cualquier vecino de la zona del "Triángulo Rojo" es "patrón".

Solo basta que ubique dónde puede hacer una toma clandestina, luego que contrate a sus trabajadores y después que pague a todos, a cuerpos policiacos, crimen organizado, Pemex, y a ganar dinero vendiendo hidrocarburos.

Nos vemos cuando nos veamos.