Usted lo debe de recordar, el 21 de mayo pasado, en el Salón de Baile “La Laguna Azul”, Óscar Eduardo Jácome Román, de 38 años de edad, fue sacado mediante engaños por empleados, para que a las afueras del negocio fuera asesinado a puñaladas por sujetos, que en estos momentos están ampliamente identificados por la Fiscalía General del Estado.
Indagatorias realizadas por elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), indican que el crimen tuvo que ver con un ajuste de cuentas por el negocio del narcomenudeo.
Y que este narcomenudeo tenía que ver con negocios dentro del local de baile.
Por alguna razón las investigaciones del crimen no alcanzaron las instalaciones del Salón de Baile, pero es desde el interior donde se dio el conflicto entre dos grupos dedicados al narcomenudeo.
Se dijo que cuando Óscar Eduardo Jácome Román, se encontraba dentro del Salón “La Laguna Azul”, su esposa no sólo fue testigo de cuando lo sacaron, sino además ella misma lo llevó al Hospital de la Cruz Roja, donde falleció instantes después, porque se había desangrado.
Luego, el 5 de julio, apareció el cuerpo sin vida de un presunto indigente, en esta misma zona de El Campanario, donde se ubica el Salón de Baile, y se dijo que este hombre había sido golpeado por sujetos desconocidos.
Al occiso lo conocían como “Chávez”, y al momento de ser hallado estaba ensangrentado del rostro y cabeza, además de que tenía huellas de múltiples golpes en la espalda, lo que detalla que fue torturado.
De manera inicial se dijo que este hombre, que era asiduo bebedor, habría sufrido sólo una caída, sin embargo, paramédicos de la Unidad 030 de SUMA, detectaron las lesiones y lo reportaron a la Fiscalía General del Estado (FGE).
De este caso se especuló que “clientes” de este Salón de Baile habían sido los responsables de la agresión y como consecuencia la muerte,
Y es que los mismos dueños de comercios cercanos ya han denunciado a través del 911, que muchos de los clientes de este negocio salen no sólo en completo estado de ebriedad, sino hasta drogados y que durante el trayecto a sus vehículos, taxis o transportes, agreden y ofenden a las personas que van caminando, ya sea a sus trabajos o incluso escuela.
Otros reportes, también quejas, a través del 911, indican que existen sujetos que llegan con mujeres que son obligadas a prostituirse, además de otros que venden drogas, de todo tipo, y que se mantienen en pugna por ver quién controla el negocio que deja cuantiosas sumas de dinero.
No extraña que la Delegación Puebla de la Procuraduría General de República (PGR), no realice una investigación de lo que ocurre, porque el personal está más preocupado en aumentar las “rentas” a este tipo de negocios.
Extraña que este negocio no haya sido objeto de algún tipo de revisión sorpresa, para que descubra todos los ilícitos que se cometen en ese lugar.
Nos vemos cuando nos veamos.