Los vecinos de Cuautlancingo llegaron a la junta la tarde del miércoles.
Su principal preocupación es la inseguridad que viven, pese a que tienen como vecinos al C-5, que abarca todas las corporaciones de policía, incluida la Fiscalía General del Estado (FGE).
Casiano Tlahque, el presidente municipal de Cuautlancingo, dijo a sus gobernados que estaba muy preocupado por la inseguridad que se vive en su municipio, pero sólo se los vaciló y los dejó plantados.
Policías fueron quienes avisaron a los cuantiosos vecinos que se dieron cita.
Les dijeron sólo que la reunión se había cancelado y ya.
Luego les pidieron que se fueran.
En el municipio de Cuautlancingo la violencia extrema es una constante y los vecinos sólo han sido víctimas de promesas y después desplantes, como el del miércoles.
Antes, en las campañas electorales, el entonces candidato a presidente, dijo estar “muy preocupado” por lo que ocurría en su municipio y casi besó la cruz, prometiendo que iba a acabar con la inseguridad y la mayoría le creyó y hasta votaron por él.
Cuando la inseguridad rebasó al municipio de Cuautlancingo, entonces a los vecinos les llego un bálsamo, la noticia de que se iba a instalar el C-5, donde se prometía toda la seguridad acompañada de la inteligencia tanto en investigaciones como en operativos, pero no les funcionó.
Las ejecuciones que han ocurrido en este municipio han sido demasiado violentas.
El gobierno del entonces mandatario Rafael Moreno Valle, ocultó las más violentas incursiones del crimen organizado.
Sobre todo donde estuvieron en juego las apuestas, como peleas de gallos.
Este municipio ha servido como domicilio de algunos capos del crimen organizado y no se descarta que muchos de éstos continúen viviendo en esta zona, y sean los protagonistas de esta inseguridad que aterroriza a los habitantes.
Lo más lamentable es que este presidente municipal ha sido implicado en la protección a este tipo de delincuentes.
A eso podría deberse que dejó plantados a sus gobernados.
Porque no tiene cara para responder ante tantos reclamos de inseguridad.
Lo más lamentable es que no tarda que los mismos vecinos le hagan frente a esta delincuencia.
Imagine el lector, linchados a escasos metros de donde se encuentra el C-5.
Nos vemos cuando nos veamos.