Este fin de semana la inseguridad que se vive en la ciudad de Puebla cobró otra víctima.
En esta ocasión quien murió como consecuencia de un asalto fue Luis Felipe Ortega Bruneda, de 51 años de edad.
Este hombre antes de ser herido mortalmente de un balazo, fue testigo de cómo otros delincuentes golpeaban a su esposa, frente a su propia casa.
Así las cosas, Luis Felipe, se quedó con la impotencia de no poder defender a su mujer, como ocurre en los asaltos donde las víctimas son golpeadas, sin que se puedan defender.
Lo extraño es que en la reunión semanal de reporteros con policías del municipio, no hubo una sola lamentación por la muerte de una más de las víctimas de inseguridad.
Tampoco se mencionó el caso del hombre adulto baleado dentro de su propia fábrica, por resistirse a un asalto y que terminó sus días en el Área de Urgencias del Hospital de Traumatología y Ortopedia.
A decir verdad, fueron muchos los asaltos que se perpetraron durante la semana, pero ninguno fue nombrado, en la reunión.
Todo fue un compendio de una semana de trabajo que ya de por sí fue comentada en medios informativos.
Una especie de “lo mejor de la semana”.
Aunque nadie dijo nada de los asaltos.
La Fiscalía que no informa
Además de las conferencias de los fines de semana, donde no se reconoce que la delincuencia en vez de disminuir aumenta, se encuentra el papel que desempeña la Fiscalía General del Estado (FGE), en cuanto al derecho a la información.
Esta Fiscalía de Puebla, es la que oculta información de hechos delictivos, con el fin de mantener a los poblanos con una venda en los ojos.
El argumento de que todos los casos que se investigan en la Fiscalía requieren secrecía, sólo sirve para, ocultando toda información, hacer creer a los poblanos que vivimos en la “Puebla de las maravillas”.
Porque cuando la Fiscalía, con una mano en la cintura, revela investigaciones en proceso, como el caso del asesinato del presidente municipal de Huitzilan, donde dio a conocer nombres y alias de los principales sospechosos, esto debería ser violar la secrecía de un caso.
Mientras nuestras autoridades maquillan cifras y repiten y repiten triunfos de detenciones, en la ciudad continúan los asaltos, tanto de transeúntes como de casas habitación y comercios.
Porque no se vuelven francos, nos confirman cuántas bandas operan en Puebla y qué están haciendo para combatirlos.
Sería más interesante ser honesto que vivir de las exageraciones y mentiras.
Nos vemos cuando nos veamos.