Por más que se vean e intenten hacerse ver con naturalidad, las alianzas que se han conformado a nivel nacional para los procesos electorales de 2018, que tendrán su reflejo para las contiendas federal y local en Puebla, son todas incongruentes y responden a caprichos de los líderes de las cúpulas partidistas o a la coyuntura, pero no a coincidencias ideológicas y menos aún a un proyecto social y de gobierno en común.

La alianza de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), que llevan como colero al Movimiento Ciudadano (MC), bautizada como “Por México al Frente”, ha sido tildada de antinatura, porque une polos supuestamente opuestos en su ideario.

Sin embargo, bastaría ver a los otros frentes y concluir que para 2018 ninguna coalición se salva de la crítica y, en cambio, dejan clara evidencia de que solamente atienden a intereses específicos, a la búsqueda de prebendas y “al poder por el poder”, frase tan socorrida en la clase política.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuyos líderes, principalmente su precandidato Andrés Manuel López Obrador, se dan golpes de pecho y presumen su pureza ideológica, ha decidido sumarse en la coalición “Juntos Haremos Historia”, a los partidos del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES).

Desde la perspectiva nacional y de Puebla, las dos son alianzas incongruentes e inconvenientes para el lopezobradorismo.

El PT en Puebla fue aliado del PAN, Panal, Compromiso por Puebla y PSI para lanzar a la gubernatura a José Antonio Gali. Los petistas sumaron más de 40 mil votos para esa causa, que finalmente no fueron tan significativos para el triunfo del hoy mandatario.

En tanto, el PES fue en alianza con los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM) en la pasada renovación de la gubernatura poblana, pero además respaldó en el Estado de México esa misma coalición, más la suma de Nueva Alianza (Panal), para impulsar a Alfredo del Mazo Maza en la gubernatura mexiquense, lo que fue calificado por Morena y López Obrador como un gran fraude.

Con qué cara ahora el PES defenderá en Puebla la candidatura del ex perredista Miguel Barbosa Huerta a Casa Puebla, o la de los ex priistas Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra al Senado de la República.

Ahora bien, en la alianza que encabeza el PRI, en lo que respecta a nuestro estado, de verdad Nueva Alianza defenderá a los candidatos priistas a la gubernatura, posiciones legislativas federales y locales, y postulaciones a alcaldías, cuando ha sido el partido más morenovallista que hay en la entidad, incluso por encima de AN.

La conveniente desmemoria y flexibilidad ideológica y de principios de las cúpulas partidistas, de todas, hace que ya no existan posiciones políticas identificables para los ciudadanos.

El que hace un año fue de derecha, hoy puede virar a la izquierda; mientras el impoluto de ayer se atreve ahora a mancharse y unirse con quienes hace apenas unos meses llamó espurios y ladrones.

No nos engañemos ni nos esforcemos en entenderlo.

Aquí, todas las alianzas son antinatura.