Y luego uno no acaba de entender por qué este gobierno no echa a andar la Alerta de Género.
O por qué en Puebla ya le pegamos a 30 feminicidios.
O por qué la Secretaría de Seguridad Pública del Municipio o, por lo menos su titular, pretende o pretendía detener a cualquier mujer que utilice un gas pimienta para poderse defender.
Y es lógico.
Muchos de los agresores físicos o verbales de las mujeres están incrustados en el poder y es obvio, no se pueden encarcelar ellos mismos.
Y le tengo un dato de esto que le comento.
En el Área de Supervisión de la Dirección de Centros de Reinserción, donde está al mando José Julián Rodríguez, tiene de cerca o a la mano al capitán Daniel Soto González, un personaje arrancado de las historias chuscas de la Revolución Mexicana, que se creyó que puede robarse a su Adelita de las filas de su comandancia y hacer las rutas de a producto de gallina.
Y es que a esta columna llegó un e-mail que describe al capitán Daniel Soto como un “galanazo a huevo”.
Porque si alguna de sus elementos le gusta y no le hace caso, termina por hacerle la vida de cuadritos hasta que la misma elemento cede o en definitiva presenta su baja.
Así las cosas, o “prestas o cuello”.
Varias han sido las mujeres policías-custodias a quienes nuestro personaje ha hostigado laboralmente y casi todas se han negado a sus pretensiones, no laborables.
Las que sí aceptan pueden hacer lo que quieran, llegar tarde, no llegar, mentársela, todo.
Las que no aceptan no pueden ir al baño en su hora de labores o les formulan cambios hasta La Patagonia, además de que las hostigan hasta llevarlas a que pidan su renuncia.
Y que nadie se atreva a acusarlo porque se le arma.
Definitivamente, se trata de un personaje hundido en el machismo, la misoginia y con mucho poder político porque nadie le hace nada.
Y las historias que se cuentan.
Nos vemos cuando nos veamos.