El martes al menos cuatro personas fueron ejecutadas con disparos de armas de fuego, además de que fueron torturadas.
El lunes otras tres personas murieron por armas de fuego.
El domingo aparecieron los cuerpos de cinco ejecutados y torturados.
Durante el sábado hubo otros homicidios y levantones violentos.
Todos estos crímenes no fueron del conocimiento de los medios informativos nacionales, como ocurre en Veracruz o Tamaulipas y en otros estados.
En medio de todos estos asesinatos violentos, aunque nadie lo crea, la Fiscalía General del Estado (FGE), salió al paso con su informe del fin de cursos de mujeres víctimas de violencia y con una absurda grabación de comerciantes del mercado “La Cuchilla”, agradecidos con la institución por un trabajo que ni en sueños hicieron.
Todos estos crímenes y la pasividad de la FGE para investigarlos, además de la facilidad para ocultarlos, demuestran a los poblanos que Puebla vive una guerra entre criminales organizados y una política de “no intervención” aunque las víctimas comienzan a ser civiles o circunstanciales.
Como ocurrió en Esperanza, donde dos bandas se enfrentaron a balazos y el pagano fue un menor de 14 años de edad que pasaba por el lugar y fue asesinado por una bala perdida.
Como ocurrió también con una mujer que quedó en medio de una persecución a balazos y murió por una bala perdida.
Se le olvidaba a un servidor comentarles que todos estos hechos de violencia ocurrieron en pleno inicio de campañas políticas en busca de múltiples cargos de elección, entre éstos el de gobernador y ninguno de estos candidatos se ha mostrado preocupado por lo que está ocurriendo en el estado de Puebla.
A nadie se le ha ocurrido hacer algún anuncio para a futuro tratar de erradicar tanta criminalidad.
Ni siquiera han pedido la renuncia del número uno en la persecución de delitos, que es Víctor Carranca Bourget, el fiscal general del estado.
Nos vemos cuando nos veamos.