Para nadie es extraño saber que el delito de tráfico de indocumentados es un negocio que está directamente ligado al crimen organizado.
El territorio poblano ha servido para este tipo de mafias, no sólo como zona de paso, sino también de descanso de miles de indocumentados que cruzan el país para poder llegar al territorio de Estados Unidos, en busca del billete verde.
Aquí en Puebla el Instituto Nacional de Migración (INM) ha servido como tapete para estas mafias, quienes permiten no sólo el paso y el área de descanso, sino la zona de operatividad para que existan lugares donde la presencia de hombres y mujeres de diversas nacionalidades permanezcan en espera de que sean trasladados al norte del país.
Municipios como Esperanza, Ciudad Serdán, Tecamachalco, Tepeaca, Amozoc, entre otros, son las zonas donde opera el crimen organizado con indocumentados
Y el asunto no es tan extraño si se toma en cuenta que el crimen organizado penetró el estado de Puebla de la mano de Ardelio Vargas Fosado, cuando fue secretario de Seguridad Pública (SSP), de la mano de Rafael Moreno Valle como gobernador de Puebla.
Y es precisamente Carla Morales Aguilar, quien fue asistente personal de Ardelio Vargas, la delegada en Puebla, quien ha permitido se fortalezcan estas bandas, que vienen desde el estado de Veracruz y de Tamaulipas.
Si no cómo puede justificar el INM en Puebla que ya no haga operativos de ubicación y aseguramiento de indocumentados y, mucho más, de detención de polleros.
Y es justo en los momentos en que el cese o cambio de esta delegada, cuando tiene que responder por la apatía para atender el principal reclamo de su encomienda, el de investigar y actuar contra quienes cometen este delito, y utiliza toda la delegación para sus fines personales.
La delegada y su personal, ante falta de responsabilidad en su trabajo, se han dado a la tarea de buscar quién pague por su flojera.
Están anunciando sendos operativos, con el apoyo de fuerzas federales y del estado, en negocios de giros negros, casas de huéspedes, para detener indocumentados.
Lo malo para la delegada y su grupo es que a estas mismas personas que dicen van a perseguir, son las mismas que durante mucho tiempo les pusieron comida en sus mesas.
Así paga el diablo.
Nos vemos cuando nos veamos.