Usted deberá perdonar a un servidor, en entregas pasadas le comenté de los operativos que había realizado el Instituto Nacional de Migración, al frente de la delegada Carla Morales Aguilar, donde se habían cometido detenciones arbitrarias, porque a las mujeres que se había llevado tenían sus documentos en orden.
Le comenté que la detención de la delegada obedecía a sus intenciones de mostrar el músculo y retener su cargo en Puebla, pero la realidad es otra.
La señora está en su Año de Hidalgo, si pudiera vender las instalaciones con todo y su mobiliario lo haría.
La señora mandó a decir a quienes son dueños de negocios donde trabajan mujeres que no tienen documentos en orden, que la mordida para que no las molesten ya aumentó el doble.
Que quienes no acaten las indicaciones van a sentir el brazo fuerte de la ley federal.
La señora Carla Morales Aguilar debe saber que su tiempo en el cargo del INM se le acorta, y que debe ahorrar porque va a ser difícil que encuentre otra chamba como la que dejó su jefe Ardelio Vargas.
Y es que el Instituto Nacional de Migración se ha convertido en su carrera principal para abultar sus bolsillos.
Para demostrar la veracidad de sus amenazas, la delegada en días pasados ordenó operativos que no llevaban ni pies ni cabeza.
Pensó que iba a causar temor entre los propietarios de estos negocios, pero en lugar de esto los hizo reflexionar y agruparse para acusarla y para que quienes van a quedar a cargo de este instituto, se den cuenta quién es y cómo se las juega.
Le comento que aunque la delegada se vaya sus abusos la van a seguir, porque no tarda en ser denunciada.
Nos vemos cuando nos veamos.