Marco Antonio Méndez Rojas, que fungía hasta el viernes de la semana pasada con el cargo de comandante Platino Centro de las comandancias de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), de la ciudad de Puebla y de la Metrópoli, recogió sus maletas, trompo y canicas y salió por la puerta trasera de la Fiscalía General del Estado.
Méndez Roja se salvó o al menos así parece, de ingresar a prisión por ser uno de los principales protectores de bandas de asaltantes que operan en la ciudad.
De hecho su estrepitosa salida de la AEI, fue, no porque se descubriera que protegía delincuentes, porque eso ya era del conocimiento de la Fiscalía General del Estado (FGE), cuando Víctor Antonio Carrancá Bourget era el encargado, sino por el escándalo en una marisquería de la colonia San Aparicio, el fin de semana pasado.
Y es que en esa marisquería se encontraba ingiriendo bebidas embriagantes un sujeto apodado o de nombre Oliver “N”, así como 4 integrantes de su banda, que entre otros delitos se dedicaban o aún dedican a la extorsión.
A la Fiscalía llegó el reporte que en ese momento y en ese lugar, un presunto violador con orden de aprehensión, estaba siendo extorsionado por estos mismos sujetos.
Y resulta que personal del subdirector de la AEI, acudió ver que estaba pasando, considerando que se decía que los extorsionadores eran ministeriales.
Y resulta que Oliver y su gente al verse rodeados pidieron apoyo a su cómplice o “Padrino” o incluso jefe, Marco Antonio Méndez Rojas, “Platino Centro” y este envío a sus agentes a proteger a la banda de extorsionadores.
Y el pleito fue Ministeriales vs Ministeriales.
Al final la banda fue detenida y al descubrirse que si eran protegidos de Méndez Rojas, este personaje fue momentáneamente degradado, en tanto que seguían las investigaciones.
Y los sospechosos fueron presentados ante un Juez de Control, que determinó dejarlos en libertad, porque su detención estuvo repleta de errores y no se cumplió con el debido protocolo. Y “Platino”, se fue a la calle.
Este personaje era conocido por proteger a bandas de asaltantes, además de otros tipos de organizaciones criminales.
Por cierto, este exservidor público tiene de compadre a un abogado, golpeador y violador de mujeres de la vida galante, además de estafador y defraudador, que cuenta con varios ingresos al Cereso de San Miguel. Este personaje está a punto de ser nuevamente demandado por fraude, responsabilidad profesional y un sinfín de delitos.
En esta ocasión ni organizando una comida de Caderas, la va a librar.
Nos vemos cuando nos veamos