Luis Miguel Barbosa Huerta, inició de manera impresionante su segunda campaña en un año para competir por la gubernatura de Puebla.

Ahora la situación es distinta, llega como favorito al tener como contrincante a Enrique Cárdenas Sánchez del Acción Nacional, Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano (PAN-PRD-MC) y a Alberto Jiménez Merino del Revolucionario Institucional (PRI).

Como todos saben, la vida de Miguel Barbosa dio un vuelco el 24 de diciembre de 2018, cuando su ex contendiente el año pasado y gobernadora, Martha Erika Alonso, murió en un accidente de helicóptero.

Tres meses y medio antes, Barbosa Huerta había sido derrotado por ella en tribunales, pero ahora vuelve a contender por el mismo cargo y con muchas más oportunidades de triunfo.

En estos arranques de campaña, también hay quienes vieron varias señales.

El espaldarazo de Yeidckol Polevsky al candidato Luis Miguel Barbosa en su arranque de campaña, fue el único de una o un dirigente nacional a sus candidatos en Puebla.

Alberto Jiménez Merino y Enrique Cárdenas se quedaron esperando a Claudia Ruiz Massieu y Marko Cortes .

¿Primer augurio de campaña?

La muerte de los esposos, el senador Rafael Moreno Valle y de la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo, no solo dejó un desbarajuste en el Estado que derivó en una nueva elección extraordinaria, sino también desnudó lo camaleónicos que son algunos personajes.

Y todo porque parece indicar que Luis Miguel Barbosa, no sólo ganará, sino avasallará en las próximas elecciones extraordinarias a gobernador.

Quién hace más de cuatro meses se hubiera imaginado ver el mensaje que lanzó Gerardo Islas, en apoyo a Luis Miguel Barbosa Huerta, sobre todo cuando lo repudiaba apenas en diciembre.

De todos es sabido que la carrera política del líder del Partido Nueva Alianza (Panal), fue impulsada por el morenovallismo, al cual siempre le rindió pleitesía.

A la muerte de los líderes, el político quedó en la orfandad.

De este modo y sin pensarlo mucho, ahora se cambió de bando y apoya a quien defenestró el año pasado en la época de campañas y poselectoral.

Sin el menor rubor, claro.

También ver estrecharse la mano a Víctor Díaz Palacios y el candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), es una muestra, aunque no sorpresa.

Díaz Palacios, se ha caracterizado por saltar de partido en partido, donde los vientos de sus intereses personales, sobre todo económicos, lo lleven.

Pero también, del otro lado de la política se cuecen habas.

Ahí está el caso de los hermanos Luna Porquillo, Roxana y Vladimir, quienes desde su trinchera del PRD, primero eran los más férreos detractores del morenovallismo.

Así se pasaron varios años como oposición, sobre todo cuando Roxana era diputada federal, incluso perseguida en el sexenio de Rafael Moreno Valle.

Incluso defendió a los activistas de Chalchihuapan, tras la muerte del niño José Luis Tehuatle en una represión policiaca en 2014.

Meses después la correrían literalmente del movimiento, por supuestamente venderlos.

Cuando fue candidata a gobernadora, Roxana Luna, le dio con todo al morenovallismo, todo en congruencia hasta ese momento.

Pero llegaron los tiempos de cambios y cuando su partido sostuvo que iban a ir en alianza con Martha Erika Alonso a la gubernatura a Roxana y Vladimir no les quedó de otra que apoyarlos.

Era eso o quedarse sin nada.

Por este cambio radical, ambos perdieron todo lo que habían ganado en credibilidad política.

A la muerte de los personajes, también quedarían no solo en la orfandad, sino también quemados porque finalmente no les sirvió de nada haberle levantado la mano a la esposa de Moreno Valle.

Ahora, a ambos personajes se les ve defendiendo a Enrique Cárdenas Sánchez, como candidato de la alianza PAN- PRD- Movimiento Ciudadano.

Incluso Roxana forma parte del equipo de campaña, mientras que Vladimir es el representante del PRD en el Instituto Nacional electoral (INE).

Dicen que ambos les regresaron las sonrisas y ya se quitaron las bolsas de papel en la cara.

Y así como estos personajes, hay decenas que cambiaron de bando a conveniencia personal, sin ideales reales.

Ya se verá si más adelante habrá depuraciones, como el rastrillo que le pasaron a Javier López Zavala.

Tiempo al tiempo.