La Secretaria de Seguridad Pública del Estado (SSP), lo negó, la Fiscalía General del Estado (FGE), ni mutis hizo ante el reportaje del periódico La Jornada de Oriente, que detallaba no solo la muerte de por lo menos 8 personas y otras más heridas, tras el enfrentamiento de dos organizaciones criminales.

Y es que no solo se trató de los rumores de que en el municipio de Tlacotepec hubo un enfrentamiento, se trató de la voz de alarma, de auxilio, que lanzaron los pobladores, al denunciar que un grupo de por lo menos 30 sujetos mantienen aterrizados a todos.

La sola lectura de 8 muertos tras un enfrentamiento, era parte de toda una denuncia para que el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Marina, de la Guardia Nacional, lo mismo que el Gobierno de Puebla, tomarán nota de que en esa zona el crimen organizado asentó sus reales.

La respuesta a esta lectura no solo debió de haber sido desacreditado la información, sino de dar atención inmediata al legítimo reclamo de justicia y de protección que merecen los habitantes de este municipio, porque desde ahí también se pagan impuestos, también son mexicanos.

La noticia secundaria a la de la denuncia de la presencia del crimen organizado fue la de 8 muertos tras un enfrentamiento armado, de la que, de manera oficial, la Fiscalía General del Estado (FGE), no ha realizado algún levantamiento de cadáver, tiene también otra explicación.

De manera extraoficial se dice que se trató de un enfrentamiento entre integrantes de una red criminal procedente de Zongolica, Veracruz y la banda de “El Bukanas”, donde cada bando se llevó a sus muertos y a sus heridos.

Y es que tuvieron todo el tiempo para limpiar su mugrero, porque sólo por precaución, la población se quedó sin la protección de los cuerpos de seguridad, que de hecho sólo se aparecen para estirar la mano pedir dinero, ya sea a la población civil y a los mismos delincuentes.

Como un cobro de piso a los malandros.

Y no debe de ser extraño para nadie que, después de un enfrentamiento entre el crimen organizado, cada grupo se lleva a sus víctimas.

Ocurre en los municipios de “El Triángulo Rojo”, en todos los puntos donde opera el crimen organizado.

Aunque todos se hacen que miran para otro lado.

Nos vemos cuando nos veamos