Los enterados ya no sólo lo rumoran, lo afirman, Gilberto Higuera Bernal no tarda en abandonar el despacho de la Fiscalía General del Estado (FGE), que le fue encomendado por Víctor Antonio Carrancá Bourget, tras su estrepitosa salida, dentro del relevo de la administración de gobierno, aunque haya sido por un "permiso".

La salida de Higuera Bernal no obedece, como lo reafirman los enterados, a un mal trabajo, todo lo contrario, nuestro personaje trató de darle otro rostro a la Fiscalía, pero las, ahora si mafias del poder, no se lo permitieron.

Los compromisos del equipo cerrado del aún Fiscal con licencia Carrancá Bourget, no le permitieron desenvolver la experiencia que lleva desde la Federación.

Quiso acercar a la prensa con la Fiscalía, como ha ocurrido desde muchas administraciones atrás, sus promesas de crear una oficina de prensa, de comprometer el trabajo de la comunión con el manejo de la información oficial, sin tapujos, se quedó solo en eso, palabras.

Y fueron todos esos "consejeros", los que lo llevaron a darle la espalda a la relación laboral policía-periodista, que tanto utilizó durante su carrera en la investigación, en el esclarecimiento de casos importantes.

Los que se quedan, que saben ponerse de tapete cuando es necesario, no van a cumplir con el protocolo de presentar su denuncia por lealtad a quien los llevó, todo lo contrario, van a hacer escarnio del que se va.

Alrededor de estos cambios, naturales cuando termina un gobierno, están los mafiosos, los que establecieron compromisos por debajo del agua, para que los dejarán trabajar y quienes esperan con fajos de billetes la llegada de los nuevos pobres que se van a hacer ricos.

¿Cuántos servidores públicos llegaron con una mano adelante y otra atrás y ahora se van con lujosas propiedades y grandes sumas de dinero?

¿Cuántos de estos ambiciosos se quieren quedar?

Nos vemos cuando nos veamos