Hace no mucho hice una solicitud de entrevista para un programa de televisión sobre el empoderamiento de la mujer en el gobierno que está por comenzar el 1 de agosto.

La respuesta que recibí fue “no es prudente en este momento” en el que se acaban de terminar de nombrar a los funcionarios que acompañarían al futuro gobernador.

Entendí que una de las formas en el ejercicio del poder que habían sido olvidadas tenía  sobre la prudencia: momento y circunstancia, dicta el clásico. Eso sucedió con el secretario que no fue: Carlos Urbina Tanús.

Una imprudencia tiró al futuro titular de la Secretaría de Infraestructura en el gobierno de Luis Miguel Barbosa, el gobernador electo que ha dado muestras palpables de seguir principios y formas de la política que se dejó de lado con la llegada de la tecnocracia y su frivolidad chocante.

Fue el propio mandatario el que confirmó esa versión que ya corría en comederos y reuniones de la política local, luego de haber hablado sin autorización de un pendiente de las últimas administraciones: el incremento a la tarifa de transporte público.

El anuncio fue hecho en un momento propicio y con un público idóneo como el sector de los constructores, presidido por José Antonio Hernández. En el fondo, el gremio agradeció la decisión por lo que era evidente, un futuro secretario de Infraestructura sin experiencia en ese ámbito.

Barbosa Huerta volvió a dar muestras del cumplimento de los códigos no escritos en el ejercicio de la política: ausente, el defenestrado parecía haber cedido su lugar a un ingeniero civil egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y con estudios de maestría en estructuras por la UNAM: David Méndez Márquez.

A diferencia de Urbina Tanús, Méndez no tiene vínculos con gobiernos como el de Enrique Peña ni con gestiones dudosas como las de Rosario Robles en Sedatu o Sedesol.

En cambio Méndez Márquez porta credenciales más auténticas como fundador del llamado movimiento progresista, sobradamente cercano al gobernador electo.

Aunque Barbosa Huerta dejó en claro que será en los próximos días cuando anuncie al titular de Infraestructura, habría qué comenzar a ver a este militante de la izquierda poblana como un serio prospecto para convertiste en secretario de gabinete.

La presencia misma de Méndez Márquez en el desayuno con constructores a la izquierda del gobernador apuntala la teoría del regreso a la era de los códigos de la política: el mandatario lo puso ahí para enviar un mensaje sólo para los iniciados. El que quiso ver lo pudo advertir. No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice el refrán. ¿Aplicará?