Con desdén, el subsecretario Hugo López-Gatell reconoció que la entrevista que concedió a Richard Ensor, colaborador del diario The Economist, ha permitido confirmar información que en México era un secreto a voces.
Para el vocero oficial sobre la pandemia del Coronavirus, el tema de la compra actual de cubrebocas a China con precios por encima de lo que se le vendieron en inicios del año, provocando un desabasto en México, es “una distorsión” de la información.
"Esto es una distorsión, no sé si accidental o intencional. Habla de la ignorancia o las ganas de no querer ver la realidad. A lo que se refería el periodista es que México y China son los mayores productores de estos insumos de salud…
"En febrero, efectivamente, cuando tenía China una gran demanda, solicitó al mercado mundial y una de las casas productoras fueron las empresas de México. Obviamente se vendió. En este momento que México requiere, México va y compra a China", acotó López Gatell.
Pero la compra de cubrebocas no es la única “distorsión” que resultó de esa entrevista.
Como lo documenté el jueves pasado en este mismo espacio, la cifra de posibles contagios en México es ocho veces más grande que los números que cada noche a las 19 horas nos presenta la federación. Ese pequeño detalle, también fue revelado en la citada entrevista, cuando el defensor de la 4T detalló que el modelo matemático Centinela, refleja sólo una octava parte de los posibles casos de contagio en México.
Así, los 4 mil 661 casos que anoche se reportaron podrían ser en realidad 13 mil 983 infecciones de Covid 19 en el país.
Déjeme decirle que las cifras que presenta la federación, también contienen desfases difíciles de entender. Si bien se comprende que el horario de recolección de información es seis horas antes de la presentación de los resultados y que eventualmente en la captura manual existiera algún error humano, es poco probable que durante más de una semana el número de muertos en Puebla, simplemente no coincida.
El gobierno estatal ha sido franco e incluso ha externado que tenemos una tasa de letalidad que ronda entre 10 y 11 por ciento, es el doble del promedio mundial e inclusive ha llegado a triplicar lo que la federación reporta.
En contraste, cada noche, cuando se actualiza el mapa interactivo de los casos confirmados y las muertes por estado, en Puebla los decesos siempre están por debajo de las cifras que el estado reconoce.
Este domingo, por ejemplo, en la entidad teníamos 24 muertes, pero para el gobierno de López Obrador, la cifra era menor. Reconocieron 20 lamentables fallecimientos.
Estas y muchas más de las verdades a medias, como que ya estamos preparados para la Fase 3, pero apenas se están tratando de conseguir en Estados Unidos a sobrecostos, otra vez, los respiradores mecánicos, son las constantes.
La adquisición de respiradores artificiales será, cuando la pandemia termine, un tema de mucha pero mucha corrupción, precisamente por las adquisiciones directas que ya se han denunciado.
Y esto lo podríamos parar.
Para seguir con el ideal de AMLO y combatir la corrupción bastaría que él hiciera una llamada o que girara desde la mañanera una instrucción para que Cofepris acelere los permisos que cientos de empresas instaladas en México requieren para poder fabricar desde cubrebocas, caretas, trajes de protección, hasta respiradores mecánicos.
Para no ir lejos, Volkswagen ha levantado la mano para fabricar, como lo hizo SEAT en España, aparatos para que los pacientes críticos puedan respirar.
Es cuestión de voluntad y de reconocer que la pandemia ya está en México, que no se hicieron bien las cosas en el arranque, pero que tenemos que enderezar el rumbo antes de la Fase 3.
Y si el gobierno lopezobradorista no lo hace, seguramente las administraciones locales y la sociedad civil, como ya lo demostraron, lo rebasarán por la izquierda.