¿Quién se encuentra detrás de la protección a mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que han colaborado con el crimen organizado en Puebla?
¿Quiénes son tan capaces de enfrentar al gobierno del estado de Puebla con el gobierno municipal para respaldar a servidores públicos, sin que les importe en las consecuencias legales?
El lector debe saber que la Fiscalía General del Estado abrió sendas carpetas de investigación en contra de José Adrián López Colula, con clave Jaguar; subdirector de estrategias y grupos especiales y en contra de Ernesto Escamilla González, con clave Troya, subdirector de estrategias y grupos especiales, tras haber sido vinculados con grupos criminales a quienes les proporcionaban información de operativos que iban a ser realizados en su contra.
Como consecuencia de esto el mes de marzo ambos servidores públicos fueron separados de sus cargos y suspendidos de toda actividad policiaca, siendo advertidos, y que si resultaba alguna implicación en su contra en la protección a grupos delictivos iban también a enfrentar la acción de la justicia.
Durante dos meses los jefes claves Troya y Jaguar, quedaron neutralizados, por lo que tuvieron que entregar sus identificaciones, armas de cargo y dejar sus respectivas subdirecciones, informándoles que en cualquier momento serían llamados a cuentas en la FGE.
Pero resulta que, en el mes de Mayo, cuando aún la FGE no ha concluido las investigaciones en contra de estos dos mandos, ambos fueron reintegrados en sus funciones, pero ahora en el grupo de escuadrón de motopatrulleros, desde donde continúan vendiendo protección a grupos criminales.
La única persona que pudo haberlos reincorporado es la Secretaría de Seguridad Ciudadana, María de Lourdes Rosales Martínez, quién ha sido señalada de sostener amistad con estos dos personajes, con quienes incluso podría tener un compromiso más fuerte que el laboral.
Y trascendió que estos dos mandos ya fueron "perdonados" y reintegrados a las filas de la policía municipal, porque estos mismos recorren de nueva cuenta puntos en la ciudad de Puebla, donde se registra robo de hidrocarburos y narcomenudeo de manera principal.
Así las cosas, la desconfianza regresa de nuevo a las filas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Nos vemos cuando nos veamos.