La cuenta regresiva para las elecciones del domingo 6 de junio de 2021 comenzó. Las particulares circunstancias de hoy dictan que muchos eventos serán pospuestos por la pandemia del coronavirus, otros incluso serán cancelados, pero ni por asomo, las elecciones de 2021 sufrirán cambio alguno.

Lo que sí ha cambiado y drásticamente es el ánimo entre los electores, lo que hasta hace año y medio se veía como incuestionable, hoy genera dudas.

En 2018 AMLO rindió protesta, junto con todas y todos los candidatos que su ola arrastró al triunfo en gubernaturas, presidencias municipales, congresos y hasta el Senado; sin embargo en el próximo año, las elecciones intermedias serán el reflejo de los desaciertos de la Cuarta Transformación y también de sus programas clientelares.

En Puebla habrá tres elecciones principales. La selección o reelección de diputados federales, donde a través del voto se podrá o no, lograr un verdadero contrapeso a las iniciativas de Andrés Manuel. La del congreso local, que igualmente conformará un Poder Legislativo en la entidad que deberá ser una fuerza más allá de los levantadedos. Y la joya de la corona, que es la presidencia municipal capitalina.

Los nombres ya comienzan a correr. Una radiografía presentada por la firma EPLOC señala que Fernando Manzanilla, Claudia Rivera y Gabriel Biestro estarían apuntados por Morena para buscar la capital de Puebla. Quizá por ello vemos al diputado federal tan movidito en la Cámara Baja desde donde anuncia llamados para que CFE reconecte el servicio a los 34 mil poblanos que no han podido pagar la luz en esta pandemia, que promueve pactos para garantizar la alimentación de los mexicanos en esta crisis.

La alcaldesa, por su parte, ha dicho que no son tiempos para pensar en la elección y la enemistad con el gobernador Miguel Barbosa, pareciera ser su mayor contratiempo, pese a que ambos son del mismo partido: Morena.

De Gabriel Biestro, la cosa es clara. El presidente del Congreso suspira y aspira, cuenta con el respaldo del inquilino de Casa Aguayo, habrá que ver si le alcanzan las canicas para quedarse, primero con la candidatura y luego con la alcaldía.

Por Acción Nacional los nombres son más que conocidos, Tony Gali y Eduardo Rivera ya conocen el teje y maneje del Palacio Municipal. Humberto “El Tigre” Aguilar y Jorge Aguilar Chedraui, buscarán nuevamente hacerse de la nominación para cumplir el sueño.

Del PRI, donde el divisionismo del partido y la pésima imagen del tricolor, son las dos mayores adversidades, fueron anotados: José Chedraui, Rocío García Olmedo, Enrique Doger y Blanca Alcalá. Nótese que el Revolucionario Institucional es el único que cumple con la paridad de género hasta en las mediciones.

Finalmente Enrique Cárdenas, quien primero buscó la candidatura al gobierno por la vía ciudadana y luego de la mano de Acción Nacional, ahora fue medido como candidato de Movimiento Ciudadano.

Sin duda estos nombres comenzarán a sonar. Usted verá con o sin motivo sus rostros en redes sociales, por aquello de la sana distancia.

El tiempo es corto y ellos lo saben.

La pandemia, un ring para chairos y fifís

México es un país donde la palabra “solidaridad” cobró sentido mucho antes de que fuera el programa estelar de Carlos Salinas de Gortari.

Fue la sociedad y no el gobierno, quien tras el sismo de 1985, levantó a la capital del país y la reconstruyó, incluso cuando el concepto de resiliencia ni siquiera figuraba entre los urbanistas.

Fuimos todos y todas las que ayudamos a que las crisis de 1982, 1994, 2000, fueran más llevaderas y hemos sido también los ciudadanos quienes mano a mano reinventamos las playas cuando los huracanes arrasan con todo o cuando los sismos nos recuerdan lo frágiles que son las construcciones.

Sin embargo, en esta pandemia, en este cúmulo de crisis: sanitaria, económica y hasta política, se observa poco probable que sea esa sociedad, quien decida extender sus manos para ayudar a otros.

Es cierto que vemos brotes aquí, expresiones de ayuda allá y actos heroicos por allá, pero francamente se observa una fuerte división entre los mexicanos y eso, eso no es de gratis.

Todos los días, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha encargado de reiterar que los buenos son unos, los pobres y que los ricos o fifís son malos. Esa ideología, por desgracia empieza a calar y hondo en la idiosincrasia mexicana.

Hasta en eso López Obrador nos pasó a fregar.