Quiubo, banda intolerante. Una entrega más en las que este héroe de barrio les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.
Así que agárrense porque me les vengo.
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No están ustedes pa' saberlo ni yo pa' contarlo, pero hoy les voy a sacar una del baúl de los recuerdos morenovallistas porque, ¡ah, ese pinche Rafa cómo se las gastaba!
Y es que con la memoria de teflón que tiene la mayoría de los poblanos y la cacería de animales que se cargan desde Casa Aguayo, me cae que siempre cae bien una refrescadita de éstas.
Trasladémonos a enero de 2016, cuando Puebla era mejor conocida como Rafalandia. Un lunes cualquiera, a los bullies morenovallistas les ordenaron acaparar la exhacienda de Chautla para agandallarse el Consejo Estatal del PRD.
Las órdenes eran claras: nadie entraba sin permiso, los perredistas verdaderos eran bajados de los camiones y había que presionar a los que sí llegaban. A su héroe de barrio le tocó ver con sus ojos cómo polis vestidos como civiles y porros intimidaban a todo lo que tuviera pinta de perredista.
El jefazo detrás de esa operación era nuestro flamante Don Benito Bodoque Cruz Bermúdez, quien en ese entonces se sentía intocable, pero, hoy tras renunciar como magistrado, anda rezándole a todos los santos pa' no acabar en la cárcel.
El clima tan cabrón que se generó terminó por raspar a los medios de comunicación hasta el punto en el que a la gran reportera gráfica intolerante, Mireya Novo, le tundieron como piñata por cumplir valientemente con su chamba.
Su agresor fue identificado y encarado por los compañeros periodistas, pero el desgraciado se fue a esconder entre las faldas de sus porros. Aunque nomás fue cuestión de tiempo pa' enterarnos que el porro golpeador fue Gustavo Guzmán Fernández, a quien tiempo después su jefe Benito Bodoque lo premió dejándolo como encargado del CAPCEE pa' seguir con el desviadero de recursos.
Cinco años después de aquel desmadrito, Don Gus, de quien nomás no se conocieron los méritos pa' quedar al frente del CAPCEE, anda como liebre en celo: saltando de lugar en lugar, pero pa' que no lo metan al bote.
Dicen los que saben que, entre Don Benito y su chalán, digo Don Gus, se echaron a la bolsa cerca de 300 millones de pesos, como producto de su trabajo honesto y esfuerzo.
Nomás no les pregunten a los perredistas sobre éste par porque harán como que la Virgen les está hablando. Así de triste está la izquierda en Puebla.