Chingo y dos montones de dudas van quedando en el camino tras lomita, por el atroz feminicidio de la buscadora Esmeralda Gallardo, quien fue ultimada a plomazos durante la madrugada del martes, allá por los rumbos de Villa Frontera.

Y es que por más vueltas de tuerca que le quiera dar la Fiscalía General de Justicia, el homicidio de Esmeralda Gallardo ya pegó hondo y profundo” en varios cuadriláteros de la sociedad camotera.

Pos cómo no, banda, si apenas nos veníamos reponiendo del cobarde asesinato de Cecilia Monzón, cuando la cruenta realidad de violencia, inseguridad y clima hostil contra las mujeres, reventó en la cara de las buenas intenciones.

La Netflix, es una mentada de máuser la forma en que Esmeralda Gallardo perdió la vida, sin que de entrada ya fuera ubicado el o los malandros, y más cuando ya se sabe que cuando hay “voluntad” hasta el tiempo es corto.

Con qué confianza se puede uno pasear por las calles pa’ esperar el micro rumbo al chante, o de plano salir pa’ la tiendita de la esquina, si de buenas a primeras cuando no atropellan las rutas se arman las balaceras.

Y es que como el caso de Cecilia, a Esmeralda Gallardo a la de a Wilbur la fueron venadeando, la tuvieron entre ceja y ceja, tanto así que aprovecharon el momento justo, en la oscuridad pa’ cumplir el cometido.

Es más, mis carnales, sólo las familias que sufren el infierno de vivir la desaparición de un ser querido, saben qué se siente tener las tripas atoradas, la mente en súplicas eternas y desvivirse por el milagro del reencuentro.

¿A poco Esmeralda Gallardo iba a andar con el ojo pelón, cuidándose la espalda a cada paso, haciendo su vida diaria, y pensando en el regreso de su hija, Betzabé Alvarado?

Nel, banda, y justo por eso es que ya había pedido la protección de las autoridades, pos la cosa estaba que ardía y su propia seguridad, como terminó pasando, estaba comprometida y en riesgo.

Y, entonces, ¿por qué chingao ni la Fiscalía o los policías se lo dieron?

Eso sí, ya que Esmeralda Gallardo no está, no se cansan de cantar que su fanta ya tendrá custodia y cuidado de los azules, como el cuento del niño ahogado y el mentado pozo.

Así como lo leen, mis valedores, igualito que lo había denunciado la misma Cecilia, la madre buscadora también cantó a tiempo que urgía que le echaran ojo, a costa de su propia vida por amenazas en su contra.

Y es que la integrante del Colectivo “Voz de los Desaparecidos” había señalado que su hija pudo ser víctima de trata, y de malandros, motivo extra pa’ no escatimar con su cuidado.

Como suele ser en estos casos, tarde o temprano la historia juzgará a quienes pudieron y no quisieron; presumen y se callaron; se duelen y omitieron, pos de esos brillan en las fotos.

Ahí se las dejo al costo.